Trincheras
El otro día, a la salida de una de las entrañables recepciones de Navidad, una colega de otro periódico se me acercó con la copa en la mano. «Columnista de mierda, que escribes en EL MUNDO. Vosotros sois el régimen, no Chaves». Acababa de dictarse la sentencia sobre el caso del espionaje, sentencia judicial absolutoria y revés político para el presidente al demostrarse que contamos la verdad. Así que me quedé mirándola, sorprendido por la mezcla emotiva del compañerismo con el espíritu de la Navidad. Y le di dos besos.
Umbral lo hubiera escrito más o menos así. Ya lo hizo, de hecho, en una de las columnas más memorables, aquella que describía el carácter inabarcable de este periódico anárquico, plural, vacilón, osado y, por encima de todo, desconcertante e imprevisible. Decía Umbral: «Escribir en este periódico se va convirtiendo en un problema social, ambiental, político y costumbrista. Este extraño y facilísimo papel que aquí producimos se vende mucho y se lee muchísimo, pero el nacional educado de siglos en el periódico de cercanías, amigo de sus amiguetes y faldero del cacique político, no entiende nuestro mensaje múltiple, que tiene todas las letras de la palabra democracia, ni más ni menos».
De ahí, de esa sustancia heterogénea, la mala hostia de algunos contra estas cuartillas que escribimos a diario; de ahí, el espectáculo de estos días en el que las reacciones más furibundas por la sentencia absolutoria provenían de algunos colegas. De ahí, la paradoja y el vértigo de que organismos internacionales de prensa se hayan hecho eco inmediato de cuanto sucedía, mientras que aquí, unos callaban y otros pedían la condena de EL MUNDO.
Ocurre, sin embargo, que intentar convertir esa bilis desparramada en flagelo es una tentación tan grande como injusta, porque esa minoría no puede ocultar la oleada de satisfacción que ha despertado esa sentencia. Sólo vale la pena detenerse en ese fenómeno para entender la distorsión a la que se ve abocada la lógica democrática por el peso asfixiante de una hegemonía política. Sólo vale la pena detenerse en el estupor que produce que algunos piensen que este oficio es una guerra de trincheras y que quienes están enfrente, en la batalla diaria, son otros periodistas, como señala acertadamente Nani Carvajal, mi presidenta en el oficio.
Todo es más sencillo, en fin. En estas páginas no ni hay una sola afirmación incuestionable. No hay verdades absolutas. Acaso el orgullo de saber que en este periódico, cuando uno de nosotros publica una noticia, nadie se arruga por las presiones de fuera. Para la gente de EL MUNDO, si hay trincheras, en la de enfrente sólo están los abusos del poder. Defendemos con tozudez aquello en lo que creemos. Hasta lo jartible, es verdad. Y seguimos al dictado a Kapuscinski: «Una cosa es ser escépticos, realistas y prudentes, y otra muy distinta es ser cínicos. El periodismo no puede ser ejercido correctamente por nadie que sea un cínico».
Etiquetas: Andalucía, Medios de Comunicación, Política
10 Comments:
Interesante seria saber si el exabrupto fue en privado; o fue en publico para que todos supieran en que lado de las trincheras estaba la "dama".
En todo caso solo cabe la carcajada.
Va uno pisando minas, pero no termina de explotar. Hay quien va pisando huevos y se estremece ante el terror de que el mínimo crujido suene más de la cuenta.
De que lado de la trinchera está el Sr. Leguina cuando escribe esto?.
Saludos "canalsu", le he puesto algo similar en su blog.
Bueno, las firmas privadas son todo lo respetable que cada una se gane, pero El Mundo como periódico se ha cubierto de mierda hasta tan arriba en su seguimiento del 11-M que uno se explica esas visceralidades.
Equivocadas de blanco, en cualquier caso, en esta historia que se nos cuenta; no creo que cada empleado deba asumir sobre sí la carga de las culpas de la empresa, basta con no participar de los dislates y hacer bien el trabajo propio.
Que argumento tan sólido!:
El Mundo como periódico se ha cubierto de mierda hasta tan arriba en su seguimiento del 11-M.
Desde luego después de esto para que seguir leyendo nada. La verdad es así, sin discusiones, sin matices. Si Fernando Múgica ha escrito muchas páginas después de cientos de horas de entrevistas, es eso, sólo mierda (como dijo el Sr. X de Aznar y Anguita). Además así ni la sentencia del juicio habría que leer. Nada, sólo mierda. Leamos sólo El País, quizás algún día Público, pero nada más, porque es eso, sólo mierda lo que lo demás escriben.
Pero aunque me cubra de mierda el Sr "ignacio", yo sigo preguntándome quién puso las bombas que mataron a casi 200 seres humanos en Madrid el día 11 de Marzo de 2004.
La lectura del periódico durante estos años se comenta sola. No voy a perder tiempo en señalar una por una las mentiras, tergiversaciones e insinuaciones perversas que ha prodigado.
Me limito a calificarlas en general, y ese es exactamente el calificativo que me merecen: mierda.
Las bombas, por cierto, las pusieron los que luego se suicidaron en Leganés, asesinando de paso a un policía.
¿Seguro que fueron los "suicidados" de Leganés?. Pero, ¿no fueron unos terroristas suicidas con no sé cuantos pares de calzoncillos y totalmente depilados?. ¿Por cierto que tipo de explosivo se utilizó en la masacre?, bueno en las masacres, porque hubo dos, la de los trenes y la de Leganés. ¿Fue el mismo explosivo?. ¿Porqué hubo una mochila, presuntamente mal montada, que estuvo durante tanto tiempo en la "cocina" de uno de los policías?.
Esto me recuerda las afirmaciones aquellas de mi juventud en que el cura me decía... que Dios existe!, y me lo decía de tal forma que me daba miedo preguntar: ¿quién es Dios?. Con el tiempo he descubierto que lo que existe es la fuerza de la gravedad. Ah!, y también existen los números primos!
Si ves a un perro mordiendo a un tipo, no le quites importancia...
¡publícalo a toda página!...
porque si al perro le da por demandarte...
ahí sí que tienes un notición.
Periodismo de investigación...
Qué vergüenza que pasen estas cosas. Queda claro que para algunos progre-periodistas, está más que justificado el linchamiento hacia todo aquel que ose sacar los pies del plato del "cordón sanitario". Me gustaría saber de qué periodista se trata en cuestión. Menudo ejemplo para los que estamos empezando...
Publicar un comentario
<< Home