Clanes
Izquierda Unida siempre ha sido un partido de gente laboriosa; desde hace semanas trabajan denodadamente por conquistar la derrota de las próximas elecciones. A Diego Valderas, el candidato, lo han tenido desde hace semanas como una bola de pin ball, de aquí para allá. Los de Sevilla lo lanzaban para otra provincia, y de allí salía rebotado hacia otra. Es un no parar. Agotador. Al final, ha aterrizado en Huelva, que es su provincia, pero es justo por donde no quería presentarse Valderas, que ya ha fracasado en dos elecciones distintas por aquella provincia. A ver si a la tercera.
Luego están las provincias, los juegos de poder en cada parcela. Donde no hay enfrentamientos cainitas es porque el ‘aparato’ ha logrado expulsar a los discordantes, que es de lo que se quejan en Jaén o en Almería. Lo de Córdoba es distinto, allí lo entretenido es ver cómo se desenvuelve la alcaldesa en el campo de minas más letal que existe en política, el de los socios de gobierno y los compañeros del partido. Los dos, unidos.
Y Sevilla, claro. La sevillana es la agrupación más vistosa de IU y, como tal, es donde el espectáculo ha sido más esperpéntico. Para situarnos, piensen que la agrupación más potente, ésta de Sevilla, es una provincia que las últimas elecciones municipales redujo a mínimos históricos la presencia de IU en los ayuntamientos. O sea, cuatro gatos. Pues bien, esos cuatro gatos se dividen en tres sectores que se reparten el partido en tres tercios casi milimétricos. El sector del PCE, con Alcaraz al frente; el sector del SOC, con Sánchez Gordillo; y el sector ‘crítico’ de Concha Caballero, la todavía portavoz.
Siempre, conscientes de que la suma de dos condena al tercero, han conspirado unos contra otros. En estas elecciones, Alcaraz, viejo lobo, se ha sacado de la chistera un acuerdo con Sánchez Gordillo para repartirse los puestos de cabeza, aunque al final se ha conformado con tumbar a Concha Caballero, mientras él se mantiene detrás, agazapado, a la espera del asalto final. «Lo que quiere el PCE –explican algunos– es fortalecerse para derrocar a Llamazares. Por eso Llamazares quiere controlar las listas andaluzas, para doblegar al PCE». Y por eso, quizá, se aparta ahora Alcaraz de la primera línea....
—Vamos a ver, detenga un momento la retahíla de los líos que es imposible seguirlo. ¿Qué está diciendo, que IU está enfrentada en las provincias, que el candidato a la Junta lo mandan de un lado para otro porque nadie quiere presentarlo y que, además, la agrupación andaluza está enfrentada con la federal? Uff… ¿Y les queda tiempo para preparar las elecciones?
—No, claro, para la campaña electoral no queda apenas tiempo, ni parece que le importe a nadie. Ésa es la clave. Porque en Izquierda Unida, ahora, ya no interesan las elecciones. Todos son conscientes del batacazo electoral de marzo. Unos dicen que la horquilla de diputados en el Congreso es de dos o tres y que en Andalucía pueden lograr entre uno y cuatro diputados. Por eso decía que trabajan por conquistar la derrota, para hacerse con el partido. Pero si no logra aclararse, aplíquele la lógica marxista: «Toda la historia de IU, hasta la actualidad, es una historia de lucha de clanes».
—No, claro, para la campaña electoral no queda apenas tiempo, ni parece que le importe a nadie. Ésa es la clave. Porque en Izquierda Unida, ahora, ya no interesan las elecciones. Todos son conscientes del batacazo electoral de marzo. Unos dicen que la horquilla de diputados en el Congreso es de dos o tres y que en Andalucía pueden lograr entre uno y cuatro diputados. Por eso decía que trabajan por conquistar la derrota, para hacerse con el partido. Pero si no logra aclararse, aplíquele la lógica marxista: «Toda la historia de IU, hasta la actualidad, es una historia de lucha de clanes».
Etiquetas: Andalucía, Elecciones, Izquierda Unida
4 Comments:
La verdad es que un dia habría que hacer un analisis profundo del hundimiento electoral y del desinteres que muestra la ciudadania por el comunismo en general y el PCE -IU en particular.
En todo caso el hecho no se circunscribe al territorio andaluz. Se ha dado en todo Europa.
Y desde luego lo gracioso, es que un pais que tuvo 40 años a un dictador que murio en su cama y gobernando, tenga aun tantos nostalgicos de Stalin y del comunismo. O tal vez no sea tan gracioso, sino que sea la expresion de esa España negra, inquisitorial y eterna, que se disfraza con ropaje varios, pero siempre con el mismo objetivo, la dictadura del silencio, la dominacion del otro.
Bien, Caraballo, bien. Estos tíos llevan veinte años haciendo el mismo viaje a ninguna parte. Lo mismo le pasó al PA, pero éste se hundió al fin, aunque hay que reconocer que aguantó mucho más de lo verosímil. SIn embargo, en IU hay que señalar algunas paradojas:
1. ¿Cómo es que, pese a tanto denodado esfuerzo por irse al carajo (al Caraz, que decía el Guerra), no bajan de un cuarto de millón de votos? Es casi increíble, tienen un suelo de una
solidez a prueba de bandazos.
2. Lo peor de todo es que, al igual que en Sevilla, mientras menos votos saquen más poder tocarán. Si Chaves pierde la mayoría absoluta --cosa poco probable, en verdad, a menos que esta gente saque una cantidad razonable de votos-- tienen pacto asegurado. Alguna consejería, coches, sueldos, puestecillos... lo que han conseguido en Sevilla, donde mandan más que nunca con menos votos que nunca. Con 30.000 votos controlan la ciudad. Algo falla en el mecanismo democrático.
3. El pacto de los críticos pone a un candidato decente al Congreso, Martín Recio. ¿Puede Sebas hacer una labor digna respaldado en tipos como el ayatollah de Marinaleda?
Y por último, algo que no es una paradoja. El viejo rencor, obsesivo, psicopatológico, de Alcaraz hacia COncha Caballero. Búsquense las claves en las dos novelas del susodicho y en un poema eroticopolítico sobre una tarde en un hotel de Pekín.
Por último: ¿hay en la política española un tío más inútil, superficial y sinsustancia que Llamazares, y que saque tantos votos?
No es tan superferolítico el suelo electoral comunista. Por una parte están los que ni con una pistola en el pecho votarían a la pezoe y muchísimo menos al pepe.
Hay toda una generación -voy a decir que la mía- que mitificó al Partido -a secas, todo lo demás era cuento- durante los quince o veinte años de dictadura. Aunque sólo sea por añoranza siguen (¿sigo? ¡no!) votando a unas siglas míticas, que además significaron resurrección tras la hazaña del califa Anguita de crear lo que se llamó Izquierda Unida, un afán, una esperanza que poco tenía ya que ver con la antigua pecera.
Tampoco olvidemos la preponderancia de Comisiones, impregnadas al menos su bases, de espíritu obrerista aunque sus dirigentes se hayan convertido en comeollas, burócratas del montón que están ahí solo por la mamela. Y en los pueblos hay gente de mi edad y mayores que no han cambiado su voto en treinta años ni lo van a cambiar.
Seguro que muchos, como una servidora mismo, jamás votarían/votaríamos a un niñato tipo el tal Lolo ese de Sevilla, pero un Saborido, un Carlos Rejón nos impulsarían tal vez a echar la papela de las herramientas.
creo que izquierda unida necesita unas reformas bien hechas. creo que no son tan izquierda como deberían ser ni (a la vista está) tan unida como dicen. por otro lado la metamorfosis que ha sufrido la izquierda del pce a iu es, para mi, todo un error en la historia de este pais.
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