Ay, Lady
Ay, lady, que estos catalanes no entienden nada. No entienden, lady Avicaco, lo esencial, la noción del tiempo, y sin ese acuerdo básico entre ciudadanos y gobiernos la política se convierte en un infierno de exigencias. Que no puede ser, ya lo sé, si todos los andaluces sufrimos por ti al verte en ese avispero. No entienden los catalanes que lo normal es que una autovía, como la andaluza, la única que ha construido la autonomía, se llame del 92 y se inaugure en el 2002. ¿Qué son diez años, lady? Mira Almería, que se ha puesto a la cabeza del PIB nacional sin carreteras ni trenes ni nada. O Algeciras, que sigue soñando desde los tiempos de Borbolla con la promesa de convertirse en el “gran puerto del sur de Europa”. ¿Se quejan acaso los turistas de playa en Granada o Málaga por los atascos de tráfico de cada verano o por los cortes de agua?
Recuerda el metro de Sevilla, lady, y ponlo de ejemplo en el Congreso. Es una ley de los tiempos de Franco, y ahora, después de tanto, ha avanzado sinuoso dos kilómetros en cuatro años. Crece el metro lentamente bajo tierra y, al final, ha parido a la luz un tranvía de un kilómetro y medio. Esa poesía, la de la tierra preñada que da a luz un tranvía, no la entienden por ahí. Nosotros sí, aunque después el tranvía se haya pasado otros seis meses de pruebas, que es como otro embarazo más. Pero se inaugura igual, con todos los fastos. ¿Vendrás este domingo a celebrarlo?
Lo que ocurre, lady, es que los catalanes igual están acostumbrados a una modernidad distinta, cuando la bonita es ésta, la modernidad de las palabras. Qué queda de la utopía si no existen
las promesas eternas, los sueños perpetuos. No, lady, no, los catalanes, que tanto exigen, nunca llegarán a la Segunda Modernización como nosotros porque para eso hace falta instalarse en un estado de ánimo favorable, hay que instalarse en la espera. Eso es lo importante, la esperanza, porque todos los problemas son distintos así. Es como eso que has dicho este fin de semana en Málaga, lady, ¿quién lo va a entender si no somos nosotros, tu tierra? Sí, ya sabes, eso de que “somos la envidia de Europa”, que “todos los países se miran en nuestro espejo por los avances sociales” de tu gobierno. Está claro, o sea, y los jubilados nórdicos, alemanes o ingleses que se vienen a pasar el invierno y el otoño a su casa de la Costa del Sol lo tienen que saber mejor que nadie. Porque ellos tendrán mejores pensiones que los españoles, tendrán mayor poder adquisitivo, y quizá sus hijos disfrutarán de trabajos estables sin ser mileuristas, pero y el sol, lady, dónde encuentran la paz del sol y la cerveza si no es aquí.
Somos la envidia, lady, es verdad, y los catalanes no lo entienden, no te entienden. Ay lady, Magdalena, Mandatela, Mandahuevos. Ay, ministra, no te ofusques, qué más da; los tuyos ya sabemos que la modernización es ésta que disfrutamos. Por cierto, ¿por cuál íbamos, por la segunda o por la tercera?
Recuerda el metro de Sevilla, lady, y ponlo de ejemplo en el Congreso. Es una ley de los tiempos de Franco, y ahora, después de tanto, ha avanzado sinuoso dos kilómetros en cuatro años. Crece el metro lentamente bajo tierra y, al final, ha parido a la luz un tranvía de un kilómetro y medio. Esa poesía, la de la tierra preñada que da a luz un tranvía, no la entienden por ahí. Nosotros sí, aunque después el tranvía se haya pasado otros seis meses de pruebas, que es como otro embarazo más. Pero se inaugura igual, con todos los fastos. ¿Vendrás este domingo a celebrarlo?
Lo que ocurre, lady, es que los catalanes igual están acostumbrados a una modernidad distinta, cuando la bonita es ésta, la modernidad de las palabras. Qué queda de la utopía si no existen
las promesas eternas, los sueños perpetuos. No, lady, no, los catalanes, que tanto exigen, nunca llegarán a la Segunda Modernización como nosotros porque para eso hace falta instalarse en un estado de ánimo favorable, hay que instalarse en la espera. Eso es lo importante, la esperanza, porque todos los problemas son distintos así. Es como eso que has dicho este fin de semana en Málaga, lady, ¿quién lo va a entender si no somos nosotros, tu tierra? Sí, ya sabes, eso de que “somos la envidia de Europa”, que “todos los países se miran en nuestro espejo por los avances sociales” de tu gobierno. Está claro, o sea, y los jubilados nórdicos, alemanes o ingleses que se vienen a pasar el invierno y el otoño a su casa de la Costa del Sol lo tienen que saber mejor que nadie. Porque ellos tendrán mejores pensiones que los españoles, tendrán mayor poder adquisitivo, y quizá sus hijos disfrutarán de trabajos estables sin ser mileuristas, pero y el sol, lady, dónde encuentran la paz del sol y la cerveza si no es aquí.
Somos la envidia, lady, es verdad, y los catalanes no lo entienden, no te entienden. Ay lady, Magdalena, Mandatela, Mandahuevos. Ay, ministra, no te ofusques, qué más da; los tuyos ya sabemos que la modernización es ésta que disfrutamos. Por cierto, ¿por cuál íbamos, por la segunda o por la tercera?
4 Comments:
En España, el tardofeminismo progre a impuesto la "cuota vaginal", mecanismo por el cual, individuas lerdas e ineptas poseedoras de ovarios como máxima cualificación de sus meritos, ocupan puestos claves en la administración.En esta meritocracia sexual se desarrollan fenómenos como que Magdalena Álvarez,anterior Consejera en la Andalucia Imparable del disléxico Manolito, sea Ministra de Fomento.Los quilombos,desastres,descalzaperros y catástrofes que la susodicha Maleni ha organizado bajo su mandato,no tienen parangón en ninguna democracia de nuestro entorno, ni siquiera en Nueva-Papua.Si lo del aeropuerto del Prat del año pasado no fue suficiente,(con toma de pista incluida por parte del personal de Iberia),este ejercicio se ha superado con el caos aeroportuario,la crisis de los trenes de cercanias y los atascos monumentales en las carreteras catalanas.Pero no crean, que en arrebato de honestidad y reflexión ante el espejo, la ínclita Maleni ha dimitido, no. Nada de eso. Se aferra al sillón cual ladilla, y se encomienda al santo patrón protector de la cuota vaginal, que ha permitido que indigentes intelectuales como Trujillo, Salgado o Carmen Calvo hayan ocupado sillones ministeriales.A esto hay que añadirle el "talante" de la señora ministra; tabernario, soez, barriobajero, preñado de actitudes macarras como las que demostró en su comparecencia en el Congreso, donde desplegó una soberbia, displicencia y chuleria dificilmente soportables salvo que se deban a los estrógenos o al stress.
¡Pero si esto ya está estudiado! Se llama la Ley de Peter (Peter en su casa y en la China, pero no en Cataluña, que antes de pisar el suelo catalán ya es rebautizado como Pere), y enuncia que cuando un Gobierno autonómico no sabe que hacer con una excelente gestora, la manda al Gobierno de España para que excelentice a siniestro y a siniestra. Y como esta Ley tiene un corolario que dice que al excelente siempre se le coloca donde más pueda excelentizar. Así nos va, claro.
olé qué arte :)
CB desde Málaga
La señora ésta a las que Z y sus secuaces llaman ministra, debería irse a descansar una temporada, no sólo porque es un "ceporro ministarial", sino porque es una impresentable. ¿Os habéis fijado como habla? No le vendría mal dar unos cursos de dicción.
Ésta impresentable, dice "que correr es de cobardes", y yo digo "y sentarse en la poltrona de SINVERGÜENZAS", pero claro, esa palabra los señores del PSOE ignoran su significado.
Felicidades, Javier por crear este foro de opinión y ser tan claro en tus post.
Saludos.
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