Charnegos
Llegaron a Lérida en los sesenta. Se fueron todos con todo lo que tenían en un solo viaje porque no había mucho que transportar. El padre vendió las tres vacas y la mula, y tiraron para Lérida cuando el cosario les dijo que tenía sitio en el camión. Al cosario lo conocían de venderle leche, y lo oían hablar en el bar, en las tardes de cigarros y vino, de lo bien que estaban las cosas en Cataluña. Y nosotros aquí, con más miseria que mocos. Por eso, cuando el cosario les dijo que se iba para Lérida a recoger un porte, que iba con el camión vacío y podía llevarlos, el padre no se lo pensó un instante más. Los cinco hijos y la mujer, todos al camión, que aquí no hay lugar para las lágrimas. Unos en la cabina, con el cosario, y los demás detrás, en el remolque vacío. «Todavía me acuerdo de que al más pequeño, que no paraba de llorar, lo sacaron de la cabina y lo acunó el padre detrás, en la caja de madera de las herramientas. Ay, Dios».
Cuando los conocí, hace unos años, todavía superaban la nostalgia de cada sobremesa recordando su marcha. En la mesa, unas sardinas que han cocinado en el microondas y una paella de fideos y langostinos. «Qué tiempos aquellos, y ahora, fíjate; sobra de todo. ¿Volver? Claro que me gustaría, pero los mayores ya se han casado, tenemos nietos... Son catalanes; ésta es nuestra vida. Y ahora que se va a casar también Carlos, el pequeño, qué nos vas a contar». Un pacharán y unos farias, que hay que celebrarlo. «¡Y esta noche, pollo a l’ast!».
«Pollo a l’ast». El martes, cuando Carod Rovira, embravecido, reivindicaba la correcta pronunciación de su nombre, recordé el amasijo imposible de aquellos emigrantes andaluces, analfabetos los padres, estudios primarios los hijos, cuando intentaban pronunciar catalán con el acento andaluz que no se pudo traer de vuelta el corsario. Fueron y serán charnegos, catalanes de segunda, entonces, en la Cataluña del franquismo, y ahora, en la Catalunya que gobierna Carod Rovira.
«Pollo a l’ast». El martes, cuando Carod Rovira, embravecido, reivindicaba la correcta pronunciación de su nombre, recordé el amasijo imposible de aquellos emigrantes andaluces, analfabetos los padres, estudios primarios los hijos, cuando intentaban pronunciar catalán con el acento andaluz que no se pudo traer de vuelta el corsario. Fueron y serán charnegos, catalanes de segunda, entonces, en la Cataluña del franquismo, y ahora, en la Catalunya que gobierna Carod Rovira.
Charnegos a los ojos de esos que no les miran igual cuando llegan a la tienda, de esos que le han obligado a cambiar al catalán todos los rótulos de la carpintería familiar. Ahora, ya ven, se conformarían con que la democracia y las autonomías les hubiera traído el reconocimiento de una cultura charnega. Igual que existe la cultura catalana, que se acepte la cultura catalana charnega, que existe pero que no sale por ningún lado en los medios de comunicación, ésa de la que sólo se ocupa el Gobierno para corregirla, para anularla.
Charnegos. No odian a Cataluña, ni la menosprecian. Porque son catalanes, de nacimiento y de elección. Como Carod Rovira. Pero no son independentistas. Ellos quieren seguir hablando castellano, quieren seguir siendo andaluces en Cataluña. «Me llamo Josep Lluís, aquí y en China», dice Carod Rovira y tiene razón. Lo que pasa es que también Carlos quiere llamarse Carlos. «Pero yo me llamo Carlos sólo en China, aquí soy Carles». Esa es la diferencia entre Carod y los demás. A ver, en realidad, quién odia a quién en España, en Cataluña.
6 Comments:
Perdona Caraballo pero hay charnegos conversos que son los peores.
para mas de 34 millones de españoles ,eres josegui,en Lerida, en Gerona y en las tres mil.
No te jode el menda.
Hay un artículo de Antonio Robles donde de forma muy clara de denuncia la falsedad del Sr Josep Lluis Carod Rovira exigiendo un derecho que le niega a TODOS los demás.
Aquí está el vídeo completo, para que lo veáis con vuestros propios ojos.
Sr. Caraballo ¿Podría ponerlo en la entrada, por favor?
Estoy de acuerdo, los conversos son los peores, y en parte se comprende, necesitan ser aceptados a pesar de no tener pedigree. Entre los políticos catalanes hay pocos apellidos "charnegos", a pesar de ser mayoritarios en la población (elapellido más común en Cataluña es García)
es increible, menudo hipocrita, como no se le cae la cara de verguenza, pero si es un facha, a ver, porque cambian los nombres de los ninyos/as en las escuelas y los escriben en catalan? El si puede hacerlo , pero a el , que no se lo hagan. Hay que acabar con esta lacra fascista ya!
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