El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

06 diciembre 2006

Cádiz




A mí me gusta Cádiz porque me desconcierta. Nada es previsible aquí porque el ingenio es una moneda de uso común y el desparpajo tiene la guasa acumulada de tres mil años de historia. Nadie que descubre Cádiz queda impasible, porque lo atrapa la magia de la ciudad. Ha habido muchos, desde luego, escritores, pintores, intelectuales y tirados. Al último que escuché hablando embobado del magnetismo de Cádiz fue a Inmanol Arias. Le preguntaban en la radio por el eterno follón vasco, los planes soberanistas y los delirios independentistas, y el actor cortó tajante la conversación: «Mira, desde que descubrí Cádiz, el Plan Ibarretxe me importa un carajo». Normal.

Según algunos gaditas eruditos, la ciudad es sabia por vieja y por apaleada. Está de vuelta de todo y por eso se ha instalado en el aire de aquí un sentido único de la vida, libre y desenfadado. Lo que en otras ciudades andaluzas se llama chovinismo, en Cádiz es otra cosa. No sé. Pepe Landi, mi amigo gaditano, ha dejado escrito alguna vez que «varios siglos antes de que Estocolmo le diera nombre a un síndrome, antes incluso de la fundación de la capital escandinava, los gaditanos ya lo habían inventado». La ciudad es pequeña, decadente y aislada, pero para los gaditanos es suficiente, absoluta e imprescindible.

Gracias a esa suficiencia, Cádiz no presume de historia. Desde hace mucho tiempo, por su forma de mirar la vida, se ha constituido en paréntesis frente a las demás ciudades. A Carlos Herrera le gusta hablar de este ‘hecho diferencial’ de Cádiz, porque así recuerda de paso a Carlos Cano. «Cádiz se diferencia de las demás ciudades porque no vive los escenarios de su propia historia, como pasa en Córdoba o en Sevilla. En Cádiz, la historia no es un pelmazo, sino que está en la memoria de la gente». Es verdad. Y cuando la historia se instala en la memoria, y no en la cartera o en la bilis, el pueblo sale a la calle a respirar la vida de otra forma. Sin agravios ni envidia, con normalidad.

Cádiz, con el espíritu libertino que le trajo el comercio marítimo y la mente abierta que llevó a la burguesía a convertir esta ciudad en la cuna de las libertades en España. Aquí, en Cádiz, donde la imbecilidad nacionalista sólo sirve de cuplé de chirigota, el Ministerio de Defenda ha decidido que se marque la hora oficial de toda España. Lo dijo ayer el ministro. A partir de este momento, Cádiz le va a dar la hora al resto de España. «El Real Observatorio de la Armada de San Fernando será el encargado de marcar el patrón nacional de la hora exacta en España». Esto sólo podía pasar en Cádiz.

Decía Burgos que nadie lo sabe, pero igual que existe el meridiano de Greenwich, existe el meridiano de Cádiz, que marca otro ‘tempo’. Desde ayer, ya ven, es oficial. Y no encuentro mejor forma de celebrar el Día de la Constitución que sabiendo que Cádiz, a partir de ahora, marcará el tiempo de España. Ojalá. Tic, tac, tic, tac. ¿A que ya suena distinto?

9 Comments:

At 06 diciembre, 2006 19:01, Anonymous Anónimo said...

Vale, pero en febrero que vigile el reloj un americano de Rota. No sea que nos tiremos sin salir de febrero hasta Semana Santa.

 
At 06 diciembre, 2006 19:28, Anonymous Anónimo said...

En manos de los gaditanos, la hora siempre será más precisa que en manos de los nacionalistas del BNG, desde luego. Lo que pasa es que a Cádiz le dan la hora y le quitan los astilleros. Y como dicen ellos, a mamar.

 
At 06 diciembre, 2006 23:39, Anonymous Anónimo said...

Es que a lo mejor si a Cádiz le hubieran quitado de encima los astilleros hace treinta años, cuando dejaron de dar beneficios, otro gallo les hubiera cantado a los gaditanos. Es que a lo mejor si, desde entonces, los sucesivos gobiernos no se hubieran empeñado en mangonear la economía gaditana y en dirigir con criterios políticos los recursos que se les saca del bolsillo a los ciudadanos hacia industrias artificiales, sostenidas con dinero público, no rentables, lo mismo los propios gaditanos ya habrían sabido encontrar por sí mismos otras formas más eficientes de ganarse la vida. Es decir, descentralizadamente, los gaditanos habrían sabido invertir esos mismos recursos –empezando por la formación de su capital humano- en satisfacer necesidades más urgentemente sentidas por el consumidor que los dichosos barquitos.

Y, ojo, que lo mismo cabe decir ahora en Sevilla con la dichosa Airbus. Como en toda empresa donde hay metido dinero público, en Airbus -como en Astilleros- las decisiones no se toman por motivos exclusivamente económicos, sino políticos, burocráticos y clientelares, razón por la cual dichas empresas no pueden hacer otra cosa que ser un desastre incapaz de soportar la competencia de otras empresas del todo privadas, siempre más flexibles e innovadoras. Y a más dinero público metan ahí, peor. Además afirmo que hay que ser muy miserable para, desde el poder, estar distorsionando la visión económica de cientos de pequeños inversores, equivocando sus decisiones e induciéndolos a invertir sus ahorros en industrias auxiliares de una empresa que por definición se sabe que, más pronto que tarde, va a entrar en crisis.

Hay que ver, que con lo avispados que son los gaditanos, el paternalismo gubernamental haya conseguido adormecerlos de esta forma ... es increíble. Ya ven ustedes, menosmal que el estado nos cuida.

Y en cuanto a Imanol Arias, valiente elemento. Él con tal de no tener que hablar de temas comprometidos que le puedan indisponer con el gobierno que le da las subvenciones –salidas del bolsillo de los gaditanos, como del resto de los españoles-, se apunta al pan y circo en Cádiz. Un genio ... para vivir de la inocencia ajena.

 
At 07 diciembre, 2006 04:49, Anonymous Anónimo said...

Yo de Cádiz sólo sé que fui con 13 ó 14 años en una visita de los grupos de mi colegio, de "las esclavas". La excursión fue al mismo colegio, pero de allí de Cádiz, y después hicimos un juego por la ciudad.

Al volver, no sé qué magnetismo tendrá la ciudad que yo sólo decía lo que me gustaría vivir allí de mayor.

Lo tenía algo olvidado pero lo has rescatado anfitrión, sí señor.

 
At 09 diciembre, 2006 01:14, Anonymous Anónimo said...

Para mí Cádiz son los veranos de mi infancia, en casa de mis primos, que luego se han tenido que hacer todos guardias civiles y pegarse unos cuantos años en el País Vasco –poco menos que secuestrados en una casa cuartel-, en Madrid (uno de ellos fue escolta de Garzón una temporada) ... y que finalmente, de vuelta a su tierra, se encuentran con que el panorama para sus hijos es en líneas generales el mismo que tuvieron ellos.

En el intervalo, la farsa keynesiana ha conseguido que todo siga igual. A base de expoliar a quienes realmente son productivos y con la eterna excusa de las industrias estratégicas –falsa de cabo a rabo y a la que, si una se fija, le oye hasta la musiquilla del Nodo- el poder crea una apariencia de actividad económica basada en boicotear la acumulación de capital (junto con la función empresarial, base del crecimiento económico), en tirar los recursos y en hacer que los de hoy se estén comiendo absurdamente los ahorros y las posibilidades de crecer del mañana. Y, sobre todo, en hacer perder a la gente la noción de que el dinero no lo echan los árboles ni lo fabrica Chaves con una maquinita. En impedir que se percaten de que una empresa no es un sitio donde se va a trabajar (y cada vez menos, que para eso están los gloriosos liberados sindicales) para que nos paguen y que tiene que pervivir per secula seculorum independientemente de si lo que hace es útil, rentable y lo suficientemente demandado por los otros como para que prefieran nuestro producto a los otros fines que podrían perseguir con el dinero que le pedimos por él. Una empresa tiene que ser algo que produzca beneficios. Porque si no los produce, si no hay un empresario persiguiendo un beneficio, sólo habrá descoordinación social, lentitud en la innovación y malgasto de recursos. ¿Y porqué tenemos que pagar entre todos el mantenimiento y reflote de industrias incompetentes y obsoletas? ¿Qué otras cosas podían haber hecho durante estos treinta años los propios gaditanos con el dinero que el gobierno les ha arrebatado para tirarlo en los astilleros?

Pero ya lo decía Keynes, en cien años todos calvos. A los artífices de todo este desaguisado intervencionista y clientelar lo único que les ha ido interesando es el voto de cada momento. Mantener al mayor número de personas dependiendo de la teta pública, sin importarles lo más mínimo cuáles fueran los efectos de su actuación en el conjunto. Al fin y al cabo, siempre encontrarán la forma de culpar al capitalismo de los males que sólo ellos -los gobiernos, el estado- crean.

Pero, que nadie se equivoque. No importa lo beneméritas que sean las razones que arguya. Si otro que en futuro pueda gobernar Andalucía sigue los mismos criterios, seguiremos en las mismas. Si eso, amigos, viene en la Historia.

 
At 11 diciembre, 2006 23:45, Anonymous Anónimo said...

. La critica de Monica me parece acertada con respecto a I. Arias, pero en el trasfondo es cierto, es asi. Cai es distinto a todo lo que se conoce en forma de vivir de una ciudad, he pateado muchos lugares y el sitio idoneo para relajarte, andar por la "habana vieja" con la sonrisa aflor de piel, es este.
Se de gente que se viene aqui, no ya de carnaval, sino de vacaciones endistintas epocas del año a reirse, a sentirse bien.
Prueben señores, un dia entre semana atener contacto con la gente de a pie, por la plaza de abastos, en la plaza de las flores, en San Antonio o en Mentidero. CAI ES CAI,OHE.

 
At 15 diciembre, 2006 23:32, Anonymous Anónimo said...

Bueno, soy gadita metropolitano. Comparto lo que dice Javier, pero la exclusión que a veces hacemos de lo que no son de Cádiz es un esperpento. De todas formas. nada como Cádiz para salir adelante un día de agobio. Nada como un paseo por la Caleta, el Campo del Sur o los baluartes. Cádiz es un ensueño

 
At 26 enero, 2007 11:19, Anonymous Anónimo said...

Quien volviera a Cadiz!!

yo vuelvo cada noche, en secreto.

 
At 13 mayo, 2007 13:48, Blogger Fernando Devesa Molina said...

Impresionado por las palabras aquí dedicadas a mi ciudad, no tengo más que dar la enhorabuena a este blog, el cual sin duda, desde hoy no dejaré de visitar. Soy natural de Cádiz, licenciado en historia y miembro de la revista universitaria "Ubi Sunt?" dedicada a la historia, sobre todo a la que concierne a Cádiz. Hace unas semanas me animé a difundir lo que Cádiz encierra además de por la citada revista, por mediación de un blog, cuya dirección os dejo para que lo visiteis. Espero que sea de vuestro agrado. Aún está muy limitado pero con el tiempo iré colgando nuevos artículos y nuevos apartados.Así que lo dicho, ENHORABUENA por este blog y ¡Un saludo de todo el CORAZÓN!

http://gadeiras.blogspot.com/

 

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