El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

30 noviembre 2006

Física

La Física, gracias a que muchos de sus principios se asientan en la observación y en la lógica, tiene múltiples aplicaciones en la Política. Uno de los principios más aconsejable es la primera Ley de Newton, la del principio de la causalidad. Sostiene algo tan básico como que un objeto seguirá moviéndose a menos que una fuerza actúe sobre él. Es decir, que nada ocurre sin una causa.

Observarán que esta primera Ley de Newton, que algunos consideran como una herramienta de diagnóstico, es tan certera para la política que también podría aplicarse como principio elemental de todo lo relacionado con la cosa pública. ¿Acaso existe algún gobernante que reaccione o modifique una política injusta sin que se vea obligado, movido por una fuerza mayor? ¿Por qué saca el PSOE ahora un vídeo sobre la anterior tregua de ETA? ¿Y por qué dice Zarrías que tiene que consultar con Zapatero la fecha del referéndum del nuevo Estatuto andaluz?

Luego están otros principios físicos que llaman la atención porque tienen una carga literaria impresionante, como ‘el principio de incertidumbre’. Lo que pasa es que desarrollan conceptos tan complejos, de mecánica cuántica y cosas así, que la aplicación a la política resulta casi imposible. Pero su enunciado es tan bello, ‘principio de incertidumbre’, que habrá que seguir dándole vueltas hasta encontrarle la adecuada conexión con la política.

Distinto es el comportamiento en política de todos los estudios físicos relacionados con el caos. A pesar de las apariencias, las teorías sobre el caos no son exportables en su totalidad a la política. Podemos compartir plenamente el principio, desde luego, eso de que un sistema caótico es aquel en el que el resultado final depende muy sensiblemente de las condiciones iniciales. Es tan apabullante esta lógica que, por eso, sabemos desde el mismo día de las elecciones que las mayorías absolutas y, sobre todo, las hegemonías acaban degenerando en despotismo y soberbia. Tan claro como que un tripartito con independentistas describe una trayectoria oblicua, que va desde las buenas intenciones hasta el caos.

Sin embargo, en el estudio físico se sostiene que el comportamiento de los sistema caóticos no puede predecirse. Y esto en política no es verdad. Nadie, por ejemplo, puede extrañarse de que la Junta de Andalucía, que es una de las regiones con un índice de lectura más bajo de España, sea la que más dinero se gaste en la Feria del Libro de Guadalajara. La Junta es un magma, un sistema caótico, en el que el despilfarro, el amiguismo y el descaro son constantes que permiten prever sin dificultad todo lo ocurrido en México. Se podía prever incluso que Chaves, enfadado, haya defendido la Feria del Libro con una palabra que no existe. «Miserabilidad», ha dicho. Seguro que estas paradojas no las analiza ni la Física. ¿O estará aquí la clave del principio de incertidumbre?

4 Comments:

At 30 noviembre, 2006 11:37, Anonymous Anónimo said...

Querido Caraballo: para física, la Mejillonería de la Sirena.¡Qué caos, tío.¡Qué heremosuras!.

 
At 30 noviembre, 2006 18:29, Blogger Lopera_in_the_nest said...

Javier,

No es fácil lo que propones en tu artículo. La Mecánica Cuántica es el resultado de la limitación y el genio de unos pocos de seres humanos. Me explico: A finales del siglo XIX, principios del XX, había una serie de problemas que traían de cabeza a los físicos, uno de ellos tenía un nombre tan original como "la catástrofe ultravioleta", consistía en la desviación del comportamiento "real" del cuerpo negro en la región ultravioleta, del predicho por la teoría. Un gran genio, Max Planck, en lo que llamó "un acto de desesperación", comenzó la aventura de asumir que NO se puede saber "exactamente" TODA la información de un sistema físico. Se asumió que la descripción tenía que ser probabilística y se abadonó (¿para siempre?) la posibilidad de hacer descipciones deterministas de la Naturaleza. ¿Es esto malo?, evidentemente la respuesta es NO, ha sido tan grande el progreso científico del siglo XX, y sus aplicaciones tecnológicas tan importantes que hoy se considera el "acto de desesperación" de Max Planck como el punto de partida propio de un genio. De ahí que mencionara al principio que la asunción de las limitaciones intelectuales no les impidió a estos grandes genios del siglo XX hacer progresar el Conocimiento de la forma en que lo ha hecho.

Tu intento de seguir dándole vueltas creo, en mi modesta opinión, está condenado al fracaso. En la política no hay gente con la capacidad intelectual y de esfuerzo como en el colectivo de científicos, y sobre todo les falta lo más importante, la capacidad de asumir sus limitaciones. En general se creen que son infalibles y que dominan TODO el Conocimiento, cuando, a la vista está, son bastante limitados.

 
At 30 noviembre, 2006 19:41, Anonymous Anónimo said...

"Chaves defiende la Feria del Libro con una palabra que no existe. Miserabilidad".
Me troncho... Este tío ha superado hace tiempo a su guiñol. No creo que exista otra caso igual, es mas divertido que su caricatura.

 
At 30 noviembre, 2006 22:33, Blogger Mónica said...

Es que hay que tener cuidado con eso de intentar aplicar los métodos y los principios de la Física a las ciencias sociales. Eso es cientismo, nos dijo Hayek. En la Física no hay que contemplar la existencia de incentivos, valoraciones subjetivas, gustos individuales, elecciones personales. No intervienen personas. El estudio de la acción humana es mucho más complejo si cabe que la Física.

Por otra parte, debe de ser una especie de efecto secundario del poder, pero lo cierto es que el grueso de la casta política –lo mismo que los economistas del paradigma neoclásico, que son casi todos- aún no ha llegado a asumir eso que tan bien dice lopera in the nest que sí que asumen ya los físicos: los límites del conocimiento. Que no podemos saberlo todo. Por eso la arrogancia del planificador les pierde. Empiezan por dar por sentado que la información está toda dada (cosa falsa, porque esa información la estamos creando y descubriendo constantemente los seres humanos), y a partir de ahí se pierden en sesudos modelos de equilibrio estático, montañas de estudios
econométricos
, imaginarias construcciones de supuestas economías de giro uniforme que, a la hora de la verdad, poco o nada tienen que ver con la realidad, pero que a ellos les sirven de coartada para seguir contándonos lo mucho que necesitamos que controlen nuestras vidas.

Y yo creo que, en el fondo, lo que les pasa es que les aterra descubrir que hay un orden sin plan, espontáneo, para el que ellos sólo pueden ser un obstáculo. Con lo importantes y lo imprescindibles que ellos se creen. Y lo mucho que les gusta mandar.

 

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