Llevadme
Foto de Francis C. Afonso
Por una carretera de playa, una mujer conduce su coche camino de la muerte. Es un día soleado de invierno. Unos jubilados caminan calladamente, como si contaran la arena que rastrean con sus pies desnudos. La vida transcurre apacible, nadie repara en esta mujer de cabellos rubios y rizados que el viento agita. Lleva unas gafas de sol negras, tan amplias y opacas que sólo las lágrimas que recorren su mejilla permiten imaginar unos ojos tristes.
Por una carretera de playa, una mujer va camino de su muerte. Por un amor que se ha vuelto angustia y dolor. Y ella sólo quiere ponerle fin. Por eso ha accedido a ver a su ex marido una última vez a solas, en la casa de la playa. En secreto. Que todo acabe ya. Como Bécquer. «Olas gigantes que os rompéis bramando/ en las playas desiertas y remotas,/ envuelto entre la sábana de espumas,/ ¡llevadme con vosotras!»
Podría ser ella. Y el instante decisivo, éste de ahora que nadie percibe. Esta es la duda mayor que sobrecoge tras cada paliza brutal, tras cada asesinato, tras cada humillación de una mujer por un marido borracho, por un indeseable que presume de machista, por un perturbado con el entendimiento roído por los celos. Podría ser esta mujer la síntesis de todas aquellas que han muerto sin responder la pregunta que tantos se hicieron, llorando desesperados, ante su cadáver. ¿Por qué volviste con él? ¿Por qué retiraste la denuncia? ¿Por qué le soportaste tantos años? ¿Por qué la última oportunidad? ¿Por qué?
Por la carretera de la playa, que hoy es un camino de muerte, conduce su coche una mujer. Va llorando porque ya no aguanta más. Porque un inexplicable sentimiento de ternura, o de miedo, le ha hecho volver. Como tantas otras mujeres que este año han muerto después de haber perdonado a sus parejas, de haber retirado la denuncia del juzgado para intentarlo una vez más. Ya sin ilusión, como hojas caídas que arrastra el viento. «Ráfagas de huracán, que arrebatáis/ del alto bosque las marchitas hojas/ arrastrado en el ciego torbellino/ ¡llevadme con vosotras!»
Nadie responderá la duda que rompe y destroza cualquier legislación, cualquier campaña de concienciación. Nadie sabe por qué el amor se conduce por intrincados senderos de auto destrucción. Nadie responderá porque la violencia contra la mujer no depende del desarrollo ni de la formación ni de la religión ni de la hombría. Es todo y es nada.
Europa, la vieja y rica Europa, gasta 33.000 millones de euros cada año para combatir esta terrible lacra. La última mujer que ha muerto en España la asesinaron hace unos días en Sevilla. Y lo peor es saber y no poder remediar que habrá otras que en este instante conduzcan su coche hacia la muerte. Con los brazos caídos, con el deseo de que todo acabe ya. «Nubes de tempestad, que rompe el rayo/ y en fuego ornáis las desprendidas orlas/ arrebatado entre la niebla oscura/ ¡llevadme con vosotras!»
3 Comments:
Es que, Javier, la verdadera pregunta no es esa. La verdadera pregunta que deberían hacerse es por qué le dieron la primera oportunidad. Porque, antes de caer en toda esa espiral, está claro que tuvo que haber una primera vez. Y si esa primera vez que el maromo –o la maroma, porque en esto no hay que ser hipócritas y hay que reconocer que también hay mujeres maltratadoras- te insulta o te levanta la mano le mandas ipso facto a esparragar, pues no hay caso.
Pero, claro, cuando te crías oyendo por todas partes eso de no somos responsables de nada, de que el estado nos cuida, y de que la sociedad tiene la culpa de todo (¿quién es esa señora llamada sociedad?: yo no la conozco: sólo conozco a individuos), luego es muy difícil que seas consciente de que tú puedes ser la dueña de tu propio destino. Sin darte cuenta, te infantilizas. Y llegas a este concepto del amor tan extraño –yo no lo entiendo, la verdad- que pasa por dejar de quererte a ti misma.
Tampoco estoy muy segura de que los medios, con tanto insistir en este asunto y tanto morbo, ayuden demasiado. Yo la televisión hace años que la tengo de adorno, pero me imagino que la matraca con estos casos debe de ser brutal. Y eso lo ven criaturitas de todos los pelajes, y hasta puede que les incite a seguir estos comportamientos primitivos.
A mí en vez de estas noticias me gustaría oír más otras del tipo “condenado a tantos años de prisión por maltrato”. Y luego tener un código penal con sanciones realmente duras para el que usa la violencia con los demás, sea mujer, hombre o mediopensionista. Nada de órdenes de alejamiento, pulseritas y demás zarandajas. Una buena temporada a la sombra a la primera agresión, y ya verías como se lo pensaban dos veces. En fin, más responsabilidad personal, la otra cara de la libertad.
Javier,
Tanto este "post" como el que ha escrito en su blog Claudia Brocoli nos enfrentan al terrible problema de esas mujeres, nos hacen ver la desesperación en la que viven. Recuerdo con tristeza, rabia y angustia a la mujer asesinada este vernao en Osuna. Vuestra brillantez , la de Claudia y la tuya, puesta al servicio de éstas, os dignifica.
Pero leí el otro día a Juan Miguel Vega en tu periódico y me quedé sorprendido, una noticia que sacaba del estudio de un abogado sevillano sobre los casos que se veían en el Juzgado de Violencia de Genero. Una abogada amiga me confirmó la veracidad de esta información. Hay un porcentaje altísimo de "abuso" por parte de mujeres de denuncias por maltrato. Mujeres que haciendo un auténtico "abuso de ley" están utilizando el instrumento creado para defender a las auténticas maltratadas, denuncias falsas para sacar provecho de situaciones de maltrato falsas.
Estas mujeres están haciendo un daño irreparable a las auténticas maltratadas, y urge su denuncia para que nuestra rabia no se manipule por esas malditas que se están aprovechando de la tragedia y el sufrimiento de otras.
Bonito texto Javier. Lo más triste en este tema es que en vez de ir hacia adelante parece que vamos en sentido contrario. Para nada es culpa de esa mujer que decide volver con esos 'animales irracionales', para nada es culpa de esa mujer que huye y aún así encuetra la sombra de la muerte por haber escogido otro camino. Para nada es culpa de cualquier decisión de la mujer, sea la que sea. No sólo es culpa de esos indeseables que aún transitan por ahí... Creo que buena culpa de todo este tema lo tenemos todos nosotros, por seguir permitiendo que esto ocurra cada vez más y más... Ojalá esto cambie, ojalá, porque si no llegará algún día que me sentiré avergonzado de ser hombre. Mi más sincero apoyo a todas aquellas mujeres que viven en tal situación. Por último Javier, me gustaría presentarte mi nueva plataforma 'Por una Sevilla justa' wwww.sevilla-justa.blogspot.com que acabo deinaugurar con el único fin de hacer este mundo al menos un poco más justo. Te agradecería profundamente que aceptaras un link de mi nuevo blog en tu lista de links. Yo haré lo mismo de todos modos, admirado Javier.
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