El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

28 octubre 2006

Confidencia

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«¿Antonio Chaves? Sí, hombre, lo sé todo sobre él, conozco bien su trayectoria y seguro que podré desvelarte algunos secretos. Antonio ha sido para muchos un tipo opaco, y nadie se ha molestado en saber más de él. Nadie conoce, por ejemplo, el apodo que le pusieron, ‘El Tercer Hombre’. ¿Qué me dices? Pues ése es el verdadero Antonio Chaves».

Cuando acabó de oírlo, dio un brinco y miró a su alrededor. En el restaurante, ya casi en penumbra, sólo quedaban dos personas: aquel tipo del rincón, que hablaba sin parar por su teléfono móvil, y él mismo, pegado a la cristalera, en silencio, apurando un montecristo y una copa de brandi. Que ambos estuvieran allí, tan tarde, era cuestión de supervivencia, porque hacía rato que se habían apagado las luces de la cocina y sólo quedaba, junto a la puerta, un camarero inmóvil, como un mayordomo cabreado. Pero los dos estaban atrapados por un repentino aguacero. Y mejor contemplarlo desde la enorme cristalera de ‘Río Grande’; aquel espectáculo de la lluvia estrellándose violentamente contra el Guadalquivir, ahogando el crepúsculo, anegando el aire, asolando las aceras.

La conversación telefónica del otro comensal se había convertido en una rutina más, como el tintineo de la lluvia en los cristales, hasta que pronunció el nombre de Antonio Chaves. ¿El Tercer Hombre? Le temblaron las manos. Ya veía la noticia a cuatro columnas en su periódico, y a todos los líderes políticos convocando ruedas de prensa para valorar su exclusiva. Y a su director, pasándole la mano por la espalda. No lo pensó más y se acercó a su mesa. «Mire, discúlpeme, no he podido evitar oírle hablar de Antonio Chaves. Ese tema me interesa, ¿sabe?»

Tenía los ojos enrojecidos y casi escupía al hablar. Estaba ebrio, pero a él no le importó. «¿Qué quiere saber?». «Todo –contestó–. Por ejemplo, ¿por qué le decían el tercer hombre?». «Porque no ha habido otro más poderoso y discreto que Antonio Chaves. Siempre eficaz y bien colocado. Lo llamaban el ‘ángel de la guarda’ porque, cuando había un problema, aparecía en el momento preciso y, si no hacía falta, ni se le notaba». Desbordado y nervioso por la información, se puso en pie de golpe. «Mire, soy periodista. Y esta noticia ya me quema en las manos. Véngase conmigo y dígame todo lo que sepa del hermano del presidente».

«¿De qué presidente me habla?», le espetó con cara de no entender nada. «Que yo sepa, Antonio Chaves no tuvo ningún hermano presidente...» «Vamos a ver –le interrumpió con enfado–, de qué Antonio Chaves está hablando». «Eh, conmigo no se enoje, que ha sido usted el que se ha acercado. Yo le hablo de Antonio Chaves Flores, el mejor banderillero de Triana. ¿Quiere que le cuente su presentación en Las Ventas, en el año 48, con Morenito de Talavera?».
Al pasar junto al camarero de la puerta, le tiró una propina sobre la mesa. En la calle, bajo el aguacero, esperó que la lluvia se hiciera cargo de su desolación.


3 Comments:

At 29 octubre, 2006 22:06, Anonymous Anónimo said...

Bonito artículo, Javier. Aunque no sé yo bien si está la cosa para tantas literaturas. Tal vez un poco de sustancia no estaría de más. Habrá que mojarse, ¿no te parece? ¿O es para desengrasar?

A los andaluces en general si algo nos sobra es literatura, barroquismo, forma. Perdemos el tiempo adornándonos. Luego, lo de las cosas de comer y las verdades verdaderas, ya es otra cosa. Eso por aquí no se estila. Ni se perdona. Es que no es costumbre.

Llevamos unos días que no damos abasto. Ahora, fíjate, viene lo de la soberanía compartida. Madre mía. ¿Qué diablos es lo que van a hacer con esta nación, sin que nadie esté dispuesto de verdad a pararles los pies, sino a ir a remolque?

Algún día, cuando toda esta locura se haya consumado, nos daremos cuenta de hubo un momento en que pudimos pararla, pero nos obnubilamos. Nos perdimos en Antonios Chaves que no eran, como el tipo del artículo. Cada uno por su lado, tirando para su bolsa, perdiendo la visión de conjunto. Lo vivimos y no nos dimos cuenta, diremos. Fue el suicidio de España. Asistimos a él y apenas nos enteramos. Y los que tenían que habérnoslo contado, tampoco lo hicieron. No supieron, o tal vez no quisieron, vete tú a saber.
Pero, para los que creemos que aún hay algo que hacer, a ver, un poco de racionalidad, un poco de valentía, un poco de decisión. Aquí en el sur, con tantos barroquismos, tantos complejos, tanto Chomsky mal digerido (y sin salir de él), ya digo, nos perdemos en fintas, pero por ahí arriba parece que todavía hay gente sensata, dispuesta a dar la batalla, que tiene claro cuál es el problema y propone soluciones, en vez de contribuir a aumentarlo. A grandes males, grandes remedios, que diría el clásico. Por ejemplo, Lorenzo Abadía (http://blogs.periodistadigital.com/lorenzoabadia.php/2006/10/29/reforma_radical_de_la_constitucion), desde el PP de Zaragoza. Y, por supuesto, don Alejo Vidal-Quadras (http://blogs.periodistadigital.com/alejovidalquadras.php/2006/07/04/tres_acciones_urgentes), siempre lúcido, siempre brillante, siempre clarividente, un gran intelectual, además de alguien de quien se ve a la legua que te puedes fiar. Al final, te encuentras que sólo los liberales saben estar a las duras y a las maduras, sin esconderse nunca, ni caer en trampas. ¿Por qué será? Y verán como casi ningún medio tradicional les presta audiencia, como casi siempre. También eso es costumbre, lo damos por descontado, aunque ahora importa menos que antes. Cosas del mundo 2.0 al que inexorablemente vamos, por fortuna.

El debate político en España se está trasladando a los blogs. Es en ellos donde de verdad se ventilan hoy las cuestiones importantes, y se habla con franqueza. Aquí, en este rinconcito, más allá de la tramoya, donde no hay filtros tramposos, ni monopolios, ni intereses ni nada. Sólo libertad. Que espabilen, que espabilen algunos, que la gente no es tonta, o lo es menos de lo que muchos se creen y a otros les gustaría.

Tiene razón Arcadi cuando dice que hoy todo urge en España, y que casi no nos da tiempo a asimilar una, ni a explicárnosla, cuando ya tenemos otra encima. No hay tiempo que perder. Se nos acumula el trabajo, y así no hay quién de abasto, por lo que creo que será cuestión de repartírnoslo. De ahí que piense que es muy importante no despreciar a nadie, y que opine que cualquiera que pueda aportar algo debe ser bienvenido. Incluso creo que, como el tipo del artículo pero en sentido inverso, puede que te hayas precipitado algo con Antonio Chaves, el humilde banderillero, que lo mismo el hombre tiene sus hobbies, no soporta Canal Sur y ha roto a leer y a escuchar Intereconomía. Igual nos llevamos una sorpresa y, si le preguntamos qué opina de todo esto, Antonio Chaves, el banderillero, tiene cosas más interesantes que decir que algunos columnistas. No sería la primera vez.

Pero este chiste sí te lo acepto. Me has alegrado la tarde, o la noche, que ya tengo un lío brutal con el cambio de hora. De todas formas, no es muy original. El otro día, los de El Golpe de Gracia, en COPE, estuvieron hablando largamente con una señora -encima sevillana- cuyo esposo se llamaba Pepe Bono, pero que no tenía nada que ver con el ejminijtro. El equívoco no se deshacía hasta el final. Estuvieron sembraos.

 
At 29 octubre, 2006 22:35, Anonymous Anónimo said...

Lo siento, no salieron bien los enlaces. A ver así:
Lorenzo y Vidal-Quadras.

 
At 29 octubre, 2006 22:55, Anonymous Anónimo said...

Y conste que, a mi juicio, se le escapa a Lorenzo lo más importante: las listas abiertas. El, por sus contactos con los radicales suele hacer mucho hincapié en la libertad de voto de los diputados, pero a mí eso sin listas abiertas me parece doblemente tramposo.

Por ahí, por ahí sí que podía haber puentes con Ciudadanos, e impedir que tuviera que formarse a escala nacional, lo que sería un desastre.

 

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