Andalucía
Nadie puede escapar a su pasado. Ni los hombres ni los pueblos. Somos nuestra historia, nuestro ayer, y ésa es, acaso, la única certeza irrefutable. Porque el presente es un tiempo inconcluso y el futuro una incógnita, una esperanza. Somos nuestra historia. Por eso, cuando William Somerset Maugham llegó a Granada en 1898 la ciudad le pareció “una de esas mujeres alejadas del mundo tras una vida de vicisitudes, ansiosas tan sólo de ser prontamente olvidadas y con el deseo, tras una existencia tumultuosa y desordenada, de dedicarse nada más que a piadosos menesteres”.
Granada, y acaso con ella toda Andalucía, como “muchas ciudades famosas por el papel importante que desempeñaron en la historia, y que ahora parece hallarse enteramente exhausta, agotada”. ¿Es ésa imagen la que sublevó a Blas Infante medio siglo después? ¿Por eso implora nuestro himno, “andaluces, levantaos, pedid tierra y libertad”?
Nadie puede escapar a su pasado. Andalucía arrastra su historia como aquellas heroínas, a veces con orgullo, otras como una maldición. Y en el eco de los días lleva prendido un deseo, con el aire triste de una canción. Volver a ser lo que fuimos.
(Texto publicado con motivo de la celebración del décimo aniversario de EL MUNDO de Andalucía)
2 Comments:
¡Coño, Somerset Maugham! Cuánto hacía que no oia citarlo. Junto con otros olvidados -Andrè Maurois, Rudyard Kipling, H.G. Wells, G.K. Chesterton, Stefan Zweig, H. Sienkewick, Mika Waltari...- pasé unos buenos veranos, hace tiempo.
Javier, la foto es fantástica!. Olivos jóvenes plantados a un sólo pié. En ella no hay pasado exclusivamente, hay presente y futuro, hay innovación, nuevas tecnologías, ganas de no depender de las subvenciones de la U.E. O sea...
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