Chistes
Si imaginásemos la evolución del hombre, de las sociedades, como una escalera de peldaños, este nacionalismo del siglo XXI perseguiría algo tan complejo como que alguien intentara superar el décimo tramo de la escalera sin quitar la mirada de los primeros escalones. Pero hagamos el ejercicio: Lo único que veríamos al mirar atrás es que las naciones-estado nacieron tras la Edad Media pero que, desde hace años, también este concepto está periclitado. La globalización ha impuesto una nueva forma de organización política y económica, una nueva realidad: los estados-continente. La Unión Europea, con la transferencia de soberanía de las naciones más antiguas de la tierra, es, quizá, el mejor ejemplo. Este es el décimo tramo de la escalera.
Sólo con pensar en el significado de Europa y en esta nueva realidad de estados continentales, sería suficiente para que el vértigo de mirar atrás en la escalera nos hiciera rechazar este empeño de los estatutos de autonomía de retrotraernos a las demandas de hace doscientos años.
Si, además, le sumamos que en la península ibérica, en toda su historia, no ha habido más nación-estado que España y Portugal, tendrían que ser elementos suficientes para rechazar el debate. ¿Por qué Andalucía no es una nación? Pues porque, en el sentido político que se utiliza, no lo ha sido nunca ni lo es en este momento. Y lo mismo le ocurre a Cataluña, Galicia o el País Vasco.
El debate, ya digo, tendría que detenerse ahí. Pero ya estamos contemplando estos días que en España existen dos males que confluyen, el nacionalismo y el centralismo. Lo estamos viendo ahora que en el preámbulo del nuevo Estatuto de Andalucía se ha incluido la absurda expresión de la ‘realidad nacional’. Y para desacreditarlo, el centralismo madrileño, en vez de atenerse a razones sólidas como las anteriores, ya ha comenzado a divulgar un variado recital de expresiones insultantes.
Que si considerar realidad nacional a Andalucía «es un chiste»; que si Andalucía siempre se ha considerado «una prolongación graciosa de Castilla», que si «en las señales de tráfico van a poner ahora ‘Bienvenidos a Zebiya y olé’»...
En fin, que dan ganas de bajar los brazos. Atrapados entre el egoísmo nacionalista y la displicencia centralista. ¿Qué es peor, más dañino, la ceguera nacionalista o el insoportable ombliguismo del rancio centralismo madrileño, cargado de tópicos?
Margalit, el filósofo israelí, definió en una ocasión la nación como «una sociedad que alimenta un embuste sobre los ancestros y comparte un odio común por los vecinos». Para ello, según Margalit, es fundamental promover «memorias falsas» y «el odio a todo aquél que no lo comparte». Nuestra condena de andaluces es doble. En la escalera, estamos atrapados entre dos centralismos cerriles. Y lo que no se ve por ninguna parte es dónde está el chiste.
13 Comments:
Con el permiso del Sr Caraballo.
Para "La niña que riega la albahaca":
He intentado varias veces explicar que dependemos, o mejor dependen los andaluces, demasiado de los políticos, y así nos va. El problema no es que el Sr. Arenas decepcione o no, el problema es que decepciona la sociedad civil andaluza. A ver si me explico con un ejemplo. Hace unos días la botellona en Sevilla se trasladó, o la trasladaron, de forma tal que acabó con centenas de "irresponsables" bebiendo en una gasolinera lo que pudo causar una tragedia con centenares de muertos. Pues bien excepto en los periódicos, y el de nuestro anfitrión trató el tema muy correctamente, en la sociedad sevillana no se movió NADA, ni asociaciones, ni gobierno de la universidad, ni hermandades (y eso que dicen que tiene mucho peso en la ciudad) ni nada de nada. Aquí NADIE quiere hacer nada, bueno casi nadie. Nos tragamos el infierno de las obras del metro, nos tragamos el tema de las facturas falsas de la Macarena, hoy he oido en la radio que el Ayuntamiento se ha gastado, sin explicar a la ciudadanía, en el último año doce millones de euros. No hay respuesta social a nada, y no estoy hablando de que salgamos en manifestación tropecientos mil a protestar, estoy hablando de que los ciudadanos no quieren responder a nada, y repito, podrían tener, y de hecho los tienen, instrumentos para ello. Por eso creo tanto en la blogosfera, es un instrumento, utilizado por muy pocos todavía, que debería servir para que los políticos vieran alguna vez que están a nuestro servicio, y no nosotros al suyo.
Ante esta perspectiva el aparato del "regimén" está encantado, fíjate que se permiten la arrogancia de mantener a un Pte. de la Junta como el Sr Chaves cuyo nivel intelectual es muy bajo, del moral mejor no hablamos.
¿Y que hace el Sr. Arenas?, pues como bien ha escrito nuestro anfitrión, por ahora intentar que no lo destrocen entre la mezquindad y miseria del aparato del régimen y la mezcla de apatía, desidia y miedo de la ciudadanía.
Bueno ya me está saliendo demasiado largo el comentario.
Por favor sigue con tus cometarios que a algunos, bueno al menos a mí, nos encanta leerlos.
Si la realidad nacional de Andalucía, heredera de Tartessos, de la Bética romana y centro de Al Andalus es de chiste, la nación que un racista del XIX bautizó como Euskadi será... de txistu: pronúnciese chistu, como si fueran Kontxi Bilbao o Txarli Prieto.
Nota: de lo Kontxi y Txarli es verídico, no tenemos tanta imaginación para inventarlo.
El PP siempre dijo que no aceptaría que Andalucía se definiera como una realidad nacional y ha cumplido su palabra. Quien diga lo contrario miente y quien se crea al mentiroso y lo propague se convierte en otro mentiroso, ademas de ignorante. A las pruebas me remito, aunque a lo mejor lo que interesa es quedarse con la quejas y no pararse un momento a leer los documentos aprobados.
Por aqui lo que hay es mucho fundamentalista de Jimenez Losantos, encantados con echar gasolina y meterle fuego a todo. Que coñazo, por favor.....
No, Javier, no es centralismo. Es la verdad. Lo que hemos hecho aquí es del mismísimo tebeo. Todas las chanzas que has leído y que tanto te irritan, yo, sevillana de pura cepa, las suscribo de la cruz a la fecha. Si hay que ser paletos, nosotros paletos de primera, que es para lo único para lo que somos de primera. Y el papelito que ha hecho el PP, es para enmarcarlo. O para pasarse al voto en blanco, a ver si con un poco de destrucción creadora los votantes conseguimos purgarlos de cobardes y de gallardonitas.
Porque el tema no es sólo la mamarrachada de la realidad nacional. Es todo lo demás. Un bodrio. Una vergüenza. Intervencionismo a tutiplén. Lo último que necesitamos.
¿Autogobierno? El de los individuos.
Ahora los contribuyentes, como gilipoyas, a trabajar para pagarles todavía más marrachadas, más paniaguados, más agencias para el flamenco (qué ya me dirán a mí quién demonios es el gobierno, y menos un parlamentucho sin soberanía ninguna, como son los autonómicos, para decirle a la gente que les paga el sueldo qué música tienen que escuchar ni qué fines tienen que perseguir en la vida) y para lo que haga falta. Y nuestros supuestos representantes, a tragar, y a no dar una batalla de principios ni por casualidad. Si, total, lo único que quieren es heredar el chiringuito ... en vez de desmontarlo.
Pues no. Yo no los voto para eso. Vamos, que hasta aquí hemos llegado.
El anónimo que no nos venda la moto, porque esto no tiene venta posible.
Que se enteren bien aquí y en Madrid: por este camino, se van a quedar más solos que la una. A base de arriólicos, de piqués, de gallardones y demás, muchos de sus votantes seguros de toda la vida estamos llegando a un punto de hartazgo del que no estamos dispuestos a pasar. Porque, como muy bien dice la niña, sus votantes no somos -como los del PSOE- borreguitos que se llevan del ronzal adónde los dirigentes les da la gana. Que lo tengan bien en cuenta o se arrepentirán.
Hombre, y la sandez del centrismo, a ver cuándo la revisan. Porque, como muy bien dijo Reagan, no hay izquierda y derecha (ni mucho menos centro, que no es más que esto: la carencia de principios, el hambre de poder sin una puñetera idea detrás), sino arriba y abajo. Arriba está el sueño antiguo del hombre de la mayor libertad compatible con el orden. Abajo, el hormiguero del totalitarismo. Vamos, que un estatuto nos diga qué fines hemos de perseguir, y utilizando qué medios.
A ver cuándo se enteran.
Cuando los mamporreros mediáticos del disléxico Manolito,tras años de sacudirle como a una estera,agasajan la altura de miras de Arenas en ese consenso infame para aprobar el estatuto,es que algo grave ha sucedido.
Y lo grave,tras haberse hecho cruces y jurar en arameo que jamás aceptaria semejante barbaridad,ha sido tragarse la "realidad nacional" chavesiana,que solo es una burda coartada para aquellos que quieren dinamitar el consenso constitucional del 78.
Lo malo no es que Arenas haya engañado a sus votantes de forma rastrera y miserable,sino que además ha servido en bandeja el argumentario básico para catalanes y vascos.
De entrada,los dirigentes de CIU han exigido a Rajoy que retire el recurso presentado ante el TC,ya que es inmoral defender para Andalucia lo que se niega a Cataluña.
¿Y por qué actúa así Arenas?.
Pues como dice con tino Mónica,por ese complejo absurdo y rancio de huir de esa derecha liberal que son sus bases y votantes,y correr entusiasmados a abrazar esa milonga del "centrismo" que no es nada,un vacio,ese pantalón gris que va bien con todas las chaquetas,incluso las que quieren destruir España.
Lo triste es que Andalucia no gana nada con esto.Ni siquiera Manolito "Minolles",que es como el hermano mudo de los Marx,pero sin bocina.
Quien gana es Zapatero y su proyecto de demolición del Estado español tal y como lo hemos conocido hasta hoy.
Esa "realidad nacional" onírica,es una pieza más del andamiaje zapateril para el futuro estado federal que se avecina.
Si Dios y los españoles no lo impedimos.
No entiendo que se queje de esos chistes ni que los califique de centralistas. La cosa los merece plenamente, y es idiota sentirse aludido por ellos si no es uno partuidario de las realidades nacionales.
Hala, a votar que no (¡qué coño blanco, un no como un castillo, y la mar de a gusto!)
Otra vez le pido permiso al anfitrión, esta vez para "pegar" el artículo que ha escrito hoy viernes 27 de Octubre un tipo que casi siempre (lo del casi es para cumplir la ley de probabilidades) coincide con mis planteamientos: Ignacio Camacho.
El cepo andaluz
Por Ignacio Camacho
ANDALUCÍA no es una realidad nacional, ni nada que remotamente se le parezca, y el nacionalismo jamás ha superado en ella las leves cotas de un confuso sentimiento de agravio comparativo. Tampoco Cataluña es una nación, y sin embargo las Cortes españolas así lo han admitido en un Estatuto que desintegra el modelo constitucional vigente, en tanto que la vaga mención histórica recogida en el texto andaluz no pasa de ser una milonga tan retórica como estéril. Pero mientras hay cientos de miles de catalanes dispuestos a erigir sobre la declaración estatutaria un muro de diferencialismo, a ningún andaluz medianamente cuerdo se le pasará jamás por el caletre dejar de sentirse parte de una España de ciudadanos iguales.
Lo de la realidad nacional era una emboscada política urdida por la izquierda para atrapar a una derecha que desde el error antiautonómico de 1980 vive presa de un complejo de desconfianza, y para amortiguar la alarma encendida por la ventajista deriva catalana. Si el PP se hubiese enredado en el cepo con una negativa cerrada, habría sufrido otro revolcón histórico que ya le tenían preparado con profusión de propaganda, y que además de alejarlo otros 25 años de cualquier posibilidad de alternativa en Andalucía, le pondría inalcanzable la victoria en España al abrirle una brecha electoral en la comunidad más poblada y con más diputados.
Desactivada la trampa mediante una inofensiva alusión historicista en el marco de un preámbulo de inequívoco españolismo constitucional, el nuevo Estatuto andaluz -cuya reforma era, por otro lado, perfectamente prescindible- va a salir del Congreso pulido de los más de cien disparates iniciales que bordeaban la Constitución o abiertamente la vulneraban, lo que dicho sea de paso descalifica con estrépito el demencial criterio de unos legisladores autonómicos que deberían dimitir avergonzados. Y eso ha ocurrido gracias a la presión del PP, al tesón negociador y posibilista de Javier Arenas y, todo hay que decirlo, a la cordura de un Alfonso Guerra que al fin se ha respetado a sí mismo. Por una vez, la derecha ha esquivado con un giro de cintura a los viejos y escleróticos fantasmas que la llevaron al desastre en Andalucía y permitieron la instauración de un régimen de clientelismo y dependencia cuyas claves profundas escapan al entendimiento displicente de algunas minervas que desde Madrid desempolvan con despectiva suficiencia los más rancios estereotipos de folclore.
Ahora, lo que procede hacer con el Estatuto de marras es tratarlo a su paso por el referéndum con la más absoluta y pasiva indiferencia. Para que quede claro que el marasmo andaluz no se sacude con más autonomía, sino con una alternancia de poder que se empieza a convertir en cuestión de salud pública. Y que se volvería imposible si la derecha hubiese cometido el error que Chaves y los suyos estaban esperando para perpetuarse en ese cortijo que les regaló la miopía de ciertas lumbreras incapaces de corregirse sus caducadas gafas de ver España.
Este Camacho es el mismo que dice que en el 11-M está todo clarísimo y que no hay que investigar nada. El turiferario de Gallardón, el que escribe en un periódico que está a punto de hundirse y que dice lo mismo que El País, pero adaptado a los carquiprogres que todavía lo leen, haciendo –por otra parte-, y con idéntico jesuitismo, el mismo tipo de trabajo sucio para el PSOE que ha hecho toda la vida el tal Camacho en la sección de Andalucía del ABC, y en Sevilla TV. Menudo pájaro.
Yo, desde el día de Jiménez y Ramírez, y de aquello de “11-M: esoterismo y política”, a este sujeto y, en general, al inane, le doy tanto crédito como a Cebrián. Cualquier día nos salen inventando terroristas suicidas.
Son los típicos trepas a los que les hacen los ojos chirivitas apenas huelen el poder, y que están siempre al sol que más calienta. Retorcimientos, tacticismos y mendrugadas políticamente correctas. Pero principios, ni están ni se les esperan.
Se hundirán ellos solitos. Y un capitalejo que van a valer los solares.
Que barbaridad Mónica!. evidentemente no lees a Ignacio Camacho!. Puedes estar de acuerdo con él o no, pero si entras en el juicio del trabajo periodístico de una persona debes leerlo y rebatir sus argumentos. Finalmente puedes comprar o no un periódico, incluso puedes criticar su línea editorial, pero llamar a Ignacio Camacho el "típico trepa" muestra un desconocimiento claro de su trayectoria .
Yo creo que alguna vez hay que elegir entre electoralismo y principios. Arenas ha optado por la estrategia, como han explicado Caraballo y Camacho, y ha abandonado unos principios. Eso es lo que nos jode a muchos y por lo que no los votaremos ya. El estatuto es una chorrada y había que haber tenido valor para decirlo desde el principio, "no, señores, no nos vamos a sentar en esta farsa, pónganse a trabajar que ya tienen suficientes competencias". Sólo queremos un estatuto que limite los cargos de confianza, que obligue a hacer públicas las plantillas de las empresas de la Junta y que limite los coches oficiales. Ese sí. Pero hay que seguir luchando sin esperanza. Cada vez somos más ciudadanos, a pesar del pesimismo de Lopera in the Nest. Y no seré yo desde ahora la que defienda al PP. Que panda de cobardes. Se lo dejo a la niña que riega la albahaca.
Pues el chiste está claro, lo que no le veo es la gracia. Lo digo porque esta semana me ha tocado protagonizarlo. He ido a Madrid a hacer un trabajo y he coincidido allí con otra empresa catalana. Todos, madrileños y catalanes, encontraban muy gracioso el asunto.
Al final tan sólo aspiras a que te consideren un andaluz atípico. ¡Pues qué bien! ¿Y a quién dicen que se lo debemos? Para agradecerselo, vaya.
Lopera in the nest, lo de “los típicos trepas” está referido a la línea actual del ABC, con la que –a lo que se ve- sintoniza perfectamente Camacho. Y a Camacho lo he leído mucho y lo he visto en televisión (hasta que el cachivache lo dejé de adorno) y fíjate que siempre percibía por dónde iban los tiros. Empezó bien –ay, la juventud, ya se sabe- , pero pronto se hizo al ambiente, y empezó a hacer lo que casi todos por aquí, salvo los de El Mundo y dos o tres más: de cara y por derecho a por el que maneja los cuartos (nuestros), jamás. Por eso no me extraña nada lo de ahora.
No, si verás como los del inane algo inventarán para intentar zafarse de eso tan limpio que es la soberanía del consumidor. Algún montilla de la Junta pa vender platitos, ya que no venden periódicos. Si la gente se enterase de la mitad de lo que hay ...
En fin, que nos vamos de lo esencial. Porque lo esencial es que, después de lo de Arenas, aquí ya se ha desatado sin tapujos la subasta de la Nación, de la soberanía nacional. Aquí ya hemos entrado de cabeza en la espiral de la aldeanización. Aquí ya estamos todos en maricón el último, cada mandarín por su lado, tratando de arrogarse competencias que no son suyas, que si el Tajo-Segura, que si los suevos, con Núñez-Feijoo encantado, ... todos aquí pretendiendo decidir por su cuenta las inversiones del estado ..., y la gente que parece que de repente se cree que los billetes los echan los árboles. En el PP han perdido el norte, el sur, los papeles, la razón, el liberalismo, el conservadurismo, la moral, el discurso nacional y la cabeza. Aquí todo el mundo ha perdido la noción de que, incluso antes de que empiece la rapiña, las pensiones ya no llegan ni de coña al 2015. Y con la presión fiscal subiendo, el gasto público subiendo, y con una parte oculta por ahí por los sumideros de las taifas en forma de empresas públicas que no computan para el déficit pero que ahí están, para que la paguen los gilipollas (ahora sí: es que no suelo escribir tacos) de siempre. Y, venga, todo el mundo volviéndose loco, diciendo que van a crear más de consejerías, más agencias y más todo.
¿Se acuerdan ustedes de aquel papelito que les hizo firmar Rajoy a los barones diciendo que no iban a entrar en esta merienda de negros? Pues vean, vean, por dónde se lo han pasado. Menuda panda. Por un poco más de poder en las taifas, éstos venderían a su madre a los indios. Y nos quieren hacer creer que todo empezó porque a Javier Arenas se le aparece en sueños un tal Lauren Postigo que dijo no se qué antes de que hubiéramos nacido la mitad de su electorado. ¿Con la que hay liada aquí y ahora, y para el futuro?. Amos hombre. Y si es así, peor.
Y resulta que todo esto a Camacho le mola. A este hombre toda la vida ha habido que traducirle. Cuando dice minervas, lo que quiere decir es los decentes, los que están aguantando el tirón del 11-M, de la rendición ante la ETA y del corte de mangas por la vía de los hechos a la Nación y a la Constitución; los que sí que se están fajando todos los días para defender una idea nacional y para prestar voz a sus votantes, pese a los esfuerzos de los submarinos prisaicos que con tanta unción defiende Camacho. Cuando dice caducos –viniendo de la égida carcalejesca, eso es casi un cumplido- lo que quiere decir es coherentes con unos principios, con lo que dice la Ley de Leyes y con tu compromiso con los electores. Cuando dice cintura, quiere decir pasar por el aro, la rendición preventiva con tal de que te perdonen la vida, tragar para intentar confundirte con el paisaje, perder por incomparecencia a cambio de una foto, no defender una sola idea propia. Vamos, que lo que este hombre viene a decir es que sólo importa el poder a cualquier precio, el cortoplacismo, el “como sea” -¿les suena?-. Que esto del Estado de Derecho, de la Nación y de la libertad de los españoles es algo menor que se puede andar negociando en un zoco, según nos vaya conviniendo. Muy edificante. Vamos, justo lo contrario de lo que hasta ahora ha estado defendiendo el PP. Y todavía, ¿qué pasa? ¿que hay que aplaudirles?
Y ahora, a los de la capucha, a los del jamón Jork, a ver qué les decimos. ¿Les damos también Navarra? A quién se lo preguntamos ¿a Lauren Castigo o a Arriola? Si, total, ya no hay Expaña.
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