El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

16 marzo 2011

Vacío



El vacío del que te hablo es una implosión de soledad. Al principio, casi no lo notas, porque son mareas lejanas que ni siquiera puedes divisar. Pero tú estás en el centro y no sabes aún que esas olas se van acercando, que te van cercando y cuando ya las percibes, te ves envuelto en un vacío que no sabes explicarte. Como las ondas de un lago en calma al caer una piedra, sólo que al revés, porque tú eres la piedra que se cae al fondo cuando las ondas han llegado, desde lejos, hasta ti. Esa es la implosión, cuando la vida que creías, la vida que traías, se rompe hacia dentro, se despedaza hacia dentro, se desmorona el entorno, y sólo quedas tú. El vacío y tú. Tú en el vacío. ¿Qué ha ocurrido? ¿Qué ha fallado? ¿Dónde te has equivocado? Todas esas preguntas se repiten sin respuestas porque la soledad, cuando te invade, ha traído consigo la confusión y la imposibilidad de explicar una secuencia que no sabes cuándo comenzó. Sólo queda entonces la posibilidad de comenzar de nuevo.

Ocurre en la vida, pero el vacío del que te hablo es el vacío de la política. Nos puede ocurrir a todos y, por eso, podemos entender ahora la sensación de aquellos que se sienten solos, abandonados en la política. Sobre todo, los líderes políticos. Caminan siempre acompañados de una multitud, arrastran legiones de asesores y militantes, colas de cometa que no se saben fugaces. Que no saben que llegará un día en el que descubrirán que todo ese acompañamiento era un universo de futilidad, de conveniencias, de intereses ajenos. Lo he pensado cuando, hace unos días, alguien a mi lado expresó cierta tristeza al ver la cara de Griñán, y presintió la soledad que lo va invadiendo al comprobar que todos y todo se le vuelve en contra. Es verdad, quizá ese aspecto humano de la política, que no pretende justificar ni explicar ninguna de las irregularidades cometidas, ese sesgo personal, que no sirve de excusa para ninguna negligencia, esa soledad podemos encontrarla, subyacente, en un momento político como el actual.

Griñán está en ese instante en el que ya divisa las olas de la soledad rodeando su cuerpo. La explicación política es fácil: será inevitable que un fracaso en las elecciones municipales en Andalucía se traduzca al instante en un replanteamiento del liderazgo. Las ondas que ya se ven llegar, que van cercando al presidente, llegan en forma de rumores sobre la sustitución por candidatos nuevos. Desde la propia ejecutiva federal, pero también desde todos los rincones de las agrupaciones provinciales, se alimentan los anuncios del cambio. "Griñán se ha bloqueado. Y puede tirar la toalla si lo invitan a marcharse", dicen quienes buscan en Rosa Aguilar el futuro.

No es la justificación de lo ocurrido ni la exculpación de las torpezas; es la mirada a la persona que un día auparon porque era conveniente y que ahora se despeña por esa misma pendiente de la conveniencia. Alguien, a mi lado, ha querido ver en Griñán la injusticia de estar pagando los errores de otros, "él, que nunca estuvo en el meollo de la política, que se ha hecho político ahora, en el peor momento", y lo he imaginado cercado de soledad.

Etiquetas: , ,