El tonto útil
La política española, y en especial la andaluza, no se entendería sin la figura clave, nuclear, del tonto útil. El tonto útil es el único elemento conocido en la Ciencia Política capaz de dinamizar estrategias, motivar discursos, provocar estados de ánimo y generar corrientes de opinión. Tiene, además, la fuerza arrolladora de un gafe universal y, por su carácter, aleatorio y disperso, nadie es capaz de pronosticar su aparición. Se sabe que aparecerá, que en algún momento aparecerá, y algunos aguardan su llegada como los embobados del Palmar de Troya, porque conocen de sus beneficios políticos. Joan Puigcercós es tonto y es de Esquerra Republicana, que son dos cosas, pero su papel esencial ahora es que se ha prestado de tonto útil para los atribulados dirigentes del PSOE en Cataluña y en Andalucía, en la Generalitat y en la Junta de Andalucía. Menudo favor le ha hecho a Montilla insultando al millón de emigrantes andaluces y menudo favor le ha hecho a Griñán, ofreciéndole una salida airosa al final de un fin de semana en el que treinta mil funcionarios han clamado en la calle contra la legión de enchufados de la Junta de Andalucía. Dos políticos contra las cuerdas reciben la aparición del tonto útil y ya no tienen que pensar más, ni justificar nada más, ni rectificar más; el discurso ya está salvado.
Sucede, además, que sólo por la rentabilidad política intrínseca que se le puede sacar a un tonto útil se puede entender que la bobada se propague como la pólvora. Una bobada como la que acaba de decir Puigcercós, que “en Andalucía no paga impuestos ni Dios” y que “Madrid es una fiesta fiscal”, no merece más respuesta que el desprecio, porque incluso la refutación de la boutade con datos ciertos deja un regusto amargo. Ya saben, es el viejo aserto que nos advierte de la inconveniencia de entablar un debate con un tonto porque puede que haya quien no aprecie la diferencia: Nadie sale indemne de un debate absurdo. No, la tontería no merece declaraciones institucionales ni poses ofendidas. ¿O acaso no nos invade una sensación íntima de ridículo cuando uno se ve en la obligación de explicar que las retenciones fiscales son las mismas para todos los españoles y que el hecho cierto de que en Cataluña haya mayores ingresos fiscales que en otra autonomías, como la andaluza, obedece a una mayor riqueza y no a que los ciudadanos soporten una mayor carga fiscal? ¿Es que acaso el ´tonto útil’ espera esas explicaciones? No, no, en eso no hay que entrar porque ni el ‘tonto útil’ ni quienes se abrazan a él como un boxeador sonado están interesados en un debate similar.
La mayor prueba de todo ello es que, pese a las declaraciones institucionales de ayer, pese a los comunicados encendidos de ofensa, ni Griñán ni Montilla piensan llegar más lejos. Dentro de unas semanas, cuando se celebren las elecciones catalanas, si al líder de los socialistas catalanes le vuelven a salir las cuentas, volverá a pactar con Esquerra Republicana, y el tonto útil se sentará a su lado como vicepresidente. Mañana, si esas cuentas salen, otra vez se formará el tripartito y Griñán no tendrá empacho alguno cuando lo reciba en el Palacio de San Telmo. Si fuera verdad, si este debate tuviera alguna sustancia política más allá de los beneficios del ‘tonto útil’ en su estrategia de provocación antiespañola y de los que se acogen a su bobada para tapar sus problemas, ayer mismo habrían diseñado uno de esos ‘cordones sanitarios’ que tanto usan. Pero no ocurrirá. Puigcercós es tonto y es de Esquerra Republicana, que son dos cosas, pero nunca le colocarán alrededor un cordón sanitario.
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