El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

13 junio 2009

Corpus Civil


«Aún no había amanecido, cuando me despertó el suave chasquido de los ramos de hierba al caer sobre el asfalto. Es curioso cómo actúa nuestro organismo cuando dormimos. Cualquier otro ruido no me hubiera despertado, ni el camión de la basura ni el vocerío de beodos durante toda la noche. La memoria de todos nosotros es selectiva y aún en el reposo sabe distinguir entre ruidos. Ante el rumor del destajo silencioso de los trabajadores municipales esparciendo la hierba por las calles, la memoria se ha activado y me ha despertado al instante. Por el chasquido y por el aroma de la hierba fresca, recién cortada, que en sueños me ha trasladado a la niñez. Huele a romero, huele a juncia, y mi corazón se ha sobresaltado, como si fuera mi madre la que aún siguiera llamándome, inclinada sobre la almohada: ‘levántate niño, que ya sale el Corpus’».

«No, claro, cómo voy a olvidar esas madrugadas de Corpus, aunque es verdad que desde hace años la celebración no se parece en casi nada a las de mi infancia. Han pasado treinta y cinco años y ya casi nada es igual a entonces. Cuando yo nací, en el verano de 2009, comenzaron a celebrarse en España los primeros bautizos civiles y luego las primeras comuniones civiles. Aquí en Andalucía, que hasta en el diccionario de la Real Academia figuraba como ‘la tierra de María Santísima’, nos costó un poco más adaptarnos al cambio. Pero lo hicimos. Como siempre en la historia. Todo el mundo fue aceptando poco a poco las celebraciones civiles porque, total, resultan igual que las otras, las religiosas, tienen el mismo protocolo, la misma celebración, pero con la ventaja esencial de que te ahorras la ‘plasta moral’.. los pecados y todo eso, los remordimientos de conciencia y los sermones católicos. ¿Dónde va a parar? Lo de ahora es mucho más cómodo, o sea, no hay que pensar. Además, desde lejos, nadie notaría la diferencia, por eso acabaron imponiéndose. En un bautizo civil, por ejemplo. También se derrama agua sobre la cabeza del niño, pero el agua ahora representa el medioambiente, la sostenibilidad del planeta. Y el aceite con el que unge al niño en la frente es el juramento que hacen los padres para educarlo en valores. ¿Y las bodas civiles, con las novias vestidas de blanco, el color que representa la paz y la igualdad? Ya lo dicen en la ceremonia civil, que ‘el blanco no es sino el reflejo de todos los colores. Por eso su simbología es tan profunda, porque sólo reflejando todos los colores puede alcanzarse la paz duradera’».

«Esparcidos por toda la calle, la alfombra verde que perfuma el amanecer, me ha despertado en este día de Corpus Civil. Ya pronto asomará por la esquina el cortejo. Primero el senatus romano, el emblema rojo con el SPQR que simboliza el triunfo de la ciudadanía. Antes lo utilizaban las hermandades de Semana Santa, pero cuando se impusieron las celebraciones civiles, tuvieron la gran idea de rescatarlo para el Corpus Civil porque, así, abriendo el cortejo, simboliza el enraizamiento de nuestra tradición: igual que los romanos suplantaron a los dioses griegos; igual que la iglesia católica suplantó luego las fiestas paganas; en esta era de la XI Modernización andaluza las celebraciones civiles han sustituido a las fiestas religiosas. Pronto sonarán las campanas que anuncian el cortejo y yo saltaré a la calle a aplaudir a las autoridades bajo palio».

Ilustración: Corpus Christi en Zahara de la Sierra

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1 Comments:

At 13 junio, 2009 23:22, Blogger Enrique Baltanás said...

Genial. Y el final lo aclara todo.

 

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