Engaños
Cuando el portazo, en febrero, la factoría de Delphi de Puerto Real tenía trabajo pendiente hasta el año 2012. Eran contratos sólidos, con las grandes multinacionales del sector automovilístico, que además se aderezaban con las subvenciones que la empresa estaba recibiendo de la Junta de Andalucía por mantener el empleo estable hasta el 2010, la fecha comprometida. Pese a todo, Delphi decidió cerrar las puertas de Puerto Real para seguir adelante con su plan de reestructuración mundial de sus plantas de producción.
Y así ha sido. Muy poco después de cerrar la factoría de Puerto Real, Delphi invirtió en Rumanía cien millones de euros para abrir una fábrica con mil trabajadores. Hace unos días, anunció otra inversión de 27 millones de euros, esta vez en Tánger, que le darán trabajo a más de dos mil marroquíes. Quiere decirse con este breve repaso de lo ocurrido en los últimos seis meses, que la única obviedad que se pretende olvidar en cada proceso de deslocalización es que éstas son las reglas del juego de la globalización, el mercado mundial que, en la búsqueda de reducción de costes, ofrece como contrapartida el desarrollo de las zonas en las que se asienta. Y los dos mil puestos de trabajo de Tánger será la mejor inversión de este año en la lucha contra la inmigración.
Si nos ahorramos la demagogia anticapitalista, parece claro que el problema no es Delphi, porque no se le puede recriminar que siga actuando de la misma forma que cuando decidió levantar sus fábricas en Estados Unidos y repartirlas por algunas de las zonas más pobres (y baratas) de Europa, como la Bahía de Cádiz.
El problema, una vez más, está de puertas para adentro, en este costosísimo entramado político de la Junta de Andalucía que, ayuno de política y de proyecto, lleva años engatusando, a espensas de que se pose en alguna provincia una de esas multinacionales. No engañan las multinacionales, que siempre actúan igual, que no tienen patrias y se guían exclusivamente por su interés. Engaña quien afirma que se va a «mantener la totalidad de los empleos y la actividad industrial» (Zapatero, el 22 de mayo). Engaña quien, en plena campaña de las elecciones municipales, aseguró a los trabajadores que ya se habían cerrado acuerdos con otras empresas que «en muy corto plazo» se instalarán en la Bahía de Cádiz (Francisco Vallejo, consejero de Innovación, el 23 de abril). Engaña quien desmintió que su Gobierno estuviera negociando con Delphi. «No vamos a negociar el cierre, es falso y es una difamación que se diga que la Junta de Andalucía está negociando el cierre. Estamos negociando el mantenimiento de actividad industrial y productiva de Delphi» (Manuel Chaves, el 2 de mayo en el Parlamento).
El problema, una vez más, está de puertas para adentro, en este costosísimo entramado político de la Junta de Andalucía que, ayuno de política y de proyecto, lleva años engatusando, a espensas de que se pose en alguna provincia una de esas multinacionales. No engañan las multinacionales, que siempre actúan igual, que no tienen patrias y se guían exclusivamente por su interés. Engaña quien afirma que se va a «mantener la totalidad de los empleos y la actividad industrial» (Zapatero, el 22 de mayo). Engaña quien, en plena campaña de las elecciones municipales, aseguró a los trabajadores que ya se habían cerrado acuerdos con otras empresas que «en muy corto plazo» se instalarán en la Bahía de Cádiz (Francisco Vallejo, consejero de Innovación, el 23 de abril). Engaña quien desmintió que su Gobierno estuviera negociando con Delphi. «No vamos a negociar el cierre, es falso y es una difamación que se diga que la Junta de Andalucía está negociando el cierre. Estamos negociando el mantenimiento de actividad industrial y productiva de Delphi» (Manuel Chaves, el 2 de mayo en el Parlamento).
Ya ven, ahora, con los trabajadores en fila camino del finiquito, esos mismos van diciendo, sin rubor alguno, que el acuerdo de cierre con Delphi se ha convertido «en una gran oportunidad para Andalucía».
3 Comments:
La clase política española da auténtica vergüenza. Todo funciona por castas, y así nos va. Yo no conozco bien Andalucía pues soy de Madrid, pero el panorama que nos pintas de esa tierra es deprimente, Javier. Y como bien dices, las empresas hacen lo único que saben: ganar dinero.
A los (i)rresponsables políticos es a quien habría que pedirles cuentas pero, en el caso que abordas en tu artículo, creo que tiene mal remedio. El PSOE es el PRI de Andalucía, ni más ni menos. Suerte.
Un saludo
Fernando Solera
Está claro que las empresas lo único que hacen es ganar dinero, pues es para lo que las crearon sus dueños.
El problema está en que debería darse cuenta el Gobierno que en España deberíamos apostar por otro tipo de industria, ya que no podemos tener el mismo modelo de crecimiento que en década anteriores.
Debemos cambiar las industrias basadas en empleo de mucha mano de obra, con otras basadas en mayor tecnología y demás.
Saludos.
Y se amplía la UE a Rumanía. Ese es el problema.
Porque la única defensa a los derechos de los trabajadores, es el arancel aduanero común. Ese que no existe con Rumanía.
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