El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

26 septiembre 2006

Cuentas


La tramitación de la reforma del Estatuto de Autonomía se consume en el Congreso, hirviendo en el caldo espeso de ese embrollo artificial e intervencionista que es cosa de cuatro. Pasada ya la fase de acompañamiento, de comparsa política del Estatuto de Cataluña, la reforma andaluza, sencillamente, ha dejado de tener interés político nacional.

Los minutos de gloria del Estatuto andaluz se agotaron el mismo día que entró en vigor en Estatuto de Cataluña y lo que queda ahora por delante es acarrear con las consecuencias y las incongruencias legislativas, un periodo que se prolongará durante años como ya se viene anunciando. De todas las posibles fisuras que vayan abriendo en el futuro, la más inmediata será, con toda probabilidad, la de la financiación de las comunidades autónomas. Ni los propios diputados que participan estos días en la tramitación del Estatuto son capaces de vaticinar cuál será el modelo definitivo para que pueda satisfacer a todas las autonomías.

Ya conocemos, por ejemplo, que en los presupuestos del Estado de 2007, Cataluña ya ha logrado su objetivo de que la financiación tenga en cuenta la riqueza regional, con lo que le corresponde un 18,5 por ciento de la tarta. También es sabido que, en contraprestación, la exigencia de Andalucía es que a esta comunidad lleguen las inversiones del Estado de acuerdo, no a la riqueza de la región, sino a la población, con lo que se garantizaría en los presupuestos del Estado un porcentaje similar al de Cataluña, el 17,8 por ciento.

Todo eso, ya digo, se conoce. Lo que nadie se ha puesto a calcular aún, por increíble que parezca, es cómo se van a atender a continuación las exigencias de las demás autonomías, una vez que se ha comprometido por Ley (los estatutos catalán y andaluz) casi el 40 por ciento de los fondos que existen para todas las regiones.

Muy levemente, por ejemplo, los propios socialistas asturianos ya han comenzado a echar cuentas, y nadie consigue cuadrarlas. Si se atienen al modelo catalán, recibirían un 2,2 por ciento de la financiación y si se acogen al modelo andaluz, lograrían el 2,4 por ciento. Pero es que en la actualidad, con el modelo consensuado que tiene en cuenta todas las variables (población, riqueza, insularidad, dispersión), Asturias recibe el cuatro por ciento. ¿Va a permitir el PSOE de Asturias que su autonomía pierda la mitad de la financiación para contentar a sus compañeros de partido en Cataluña y Andalucía?

En esta ocasión, además, al contrario de lo que sucedía hasta el momento, en la negociación futura entre las autonomías para aprobar un nuevo sistema de financiación, habrá algunas que expresen deseos y otras, como Cataluña y acaso Andalucía, que pongan sobre la mesa obligaciones legales. La asimetría, ese concepto etéreo tan despreciado durante este tiempo, ya se va abriendo paso con hachazos de cruda realidad. Y el primer sacrificado tiene un nombre antiguo, es la solidaridad.

4 Comments:

At 26 septiembre, 2006 12:20, Anonymous Anónimo said...

Pasará lo de siempre: recortarán donde tengan aseguradas las elecciones (Andalucía, Extremadura,...), o sin opciones (Madrid, Valencia,...)

No sé si el PSOE de Asturias aceptará o no; para las tragaderas de Chaves no será el más mínimo problema. Se tirarán los años que haga falta dándole ojana al estatuto (y tragando).

 
At 26 septiembre, 2006 12:47, Anonymous Anónimo said...

Es una pena que una vez más quedemos en palmeros o mariachis de "lo que Ferraz ordene". Hay por desgracia un infinito voto cautivo y otro no menos importante -que se pregunten por qué- que no votaría al PP ni con una pistola en el pecho.

 
At 26 septiembre, 2006 13:35, Blogger Lopera_in_the_nest said...

Para "ay_perfidia", me permito repetir, y ruego disculpas de antemano, lo que puse en este blog el pasado 23 de Septiembre:

Sr. "talantero" lo del voto subsidiado y esclavo es una tontería propia de ignorantes. Nadie en Andalucía vota de forma cautiva, y soy consciente de que he utilizado la palabra nadie.
Lo que en mi opinión ocurre es que hemos llegado a una degradación democrática que hace que muchísima gente vote a "su partido", de la misma forma que son del Betis o del Sevilla, son "los míos", "mi gente", y hacemos lo mismo que los del Betis cuando dicen "Viva er Betis manque pierda", es decir aunque lo hagan muy mal es "mi equipo", o como los del Sevilla cuando dicen "sevillista hasta la muerte", pues los "míos hasta la muerte en el poder", aunque malgasten el dinero y estemos siempre en la cola de las regiones españolas, pero son los de mi tribu.
Esa es la tragedia, no nos importa si lo hacen bien o mal, nos importa que ganen los míos.

P.S. Esto explica la elección del pseudónimo que utilizo en la blogosfera.

 
At 28 septiembre, 2006 10:10, Anonymous Anónimo said...

El problema teórico que plantea aquí Caraballo va más allá de las habituales quejas sobre el mal gobierno andaluz.

Imaginemos (no es descabellado por como va) que Chaves consigue fijar por ley estatutaria las inversiones en Andalucía en un buen pellizco, como ya se ha hecho con Cataluña.

La pregunta es entonces: ¿votamos que no al pellizco? Yo estoy en contra, radicalemente en contra de esta deriva, creo que nos estamos suicidando como Estado con estas reformas a la carta en que cada uno vota qué parte le toca del pastel (hasta que llegue el penúltimo y no quede pastel que partir).

Pero si esto va a ser sálvese quien pueda... ¿votamos que no, insisto? Los catalanes han votado, por más que se hagan elucubraciones, con el bolsillo. De hecho me sorprende mucho la cantidad de ciudadanos que han renunciado expresamente a un privilegio. ¿Lo haremos nosotros?

 

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