El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

02 agosto 2006

Excusas

¿Y si ha sido una provocación? Los jueces, vamos a ver, también tienen sus puntos flacos de falta de voluntad o servilismo, pero pensemos bien y concluyamos que la sentencia del ‘caso Ollero’ hay que interpretarla en una clave distinta. Pensemos que si es tan desquiciada es de forma premeditada, una provocación, o sea, por las dosis acumulada de bilis. «Fagamos una sentencia tal que los siglos venideros se percaten de que realmente estamos todos locos».

Bilis por la desautorización de la Audiencia de Sevilla, a la que el Tribunal Supremo ha atado de pies y manos con la anulación de las escuchas telefónicas. Bilis por la encrucijada en la que las defensas han colocado este caso y bilis por la hipocresía de la clase política, que como queda dicho nunca se ha tomado en serio la regulación de las escuchas.

Entenderán que, en esa maraña de trabas, cinismo y argucias, es como si los jueces sevillanos, los mismos que condenaron el tráfico de influencias en el caso Ollero, se hubieran puesto ahora en jarra: «¿Con que con esas andamos? Pues toma ya absoluciones». Y el caso más flagrante de corrupción ha desparecido de repente, dejando embobado al personal. Como si hubiera pasado por allí David Copperfiel. ¡Alejoop!

Quiere decirse, en suma, que si esa misma Audiencia, a pesar de la anulación de las escuchas telefónicas, hubiera querido agarrarse a otras pruebas, lo podría haber hecho. Como ha ocurrido en otras sentencias con anulación de escuchas. Tengamos claro de una vez que la invalidez judicial de las escuchas telefónicas del caso Ollero no supone que no existieran. Entre otras cosas, porque nadie lo ha negado.

Tengamos claro que existían numerosos documentos en los que podría haberse sustentado la acusación de tráfico de influencias, como ha hecho el Ministerio Fiscal, y que la montaña de pruebas indiciarias es abrumadora. Tengamos claro, en fin, antes de volvernos gilipuertas, que la declaración del maletín como «cosa sin dueño» no supone que no existiera el pago de la comisión.
Todo lo demás, como esa barbaridad de que exijan disculpas aquellos que deberían callar y pedir perdón, no pasa del terreno del exabrupto. Con esa prepotencia de siempre, se ven con la legitimidad de orinar sobre la razón. Como el secretario de organización de Chaves, quien ha exigido, nada menos, que se le pidan excusas al PSOE por el caso Ollero.

¿Excusas? Pero si las hemerotecas están llenas de declaraciones exculpatorias de los dirigentes socialistas, que no se cansaron de repetir que todo era obra de pillos y corruptos que nada tenían que ver con las finanzas del PSOE. Si de eso se trata, de pedir excusas, que empiece Chaves y restituya en su puesto de director general de Carreteras, al que cesó por el escándalo. Y que, en un acto público, devuelva a su hermano (al de Ollero, quiero decir) el maletín con la tela. ¿Excusas? Venga ya.

1 Comments:

At 02 agosto, 2006 16:59, Anonymous Anónimo said...

Por qué no le da vd. un repaso al caso Naseiro o al caso Palop? estas cosas de jueces son así, por eso el inefable Pacheco dijo lo que dijo.
Paciencia,eso es lo que hay que tener, sobre todo teniendo en cuenta los retrasos de trabajo por evacuar que tiene la Oficina judicial, sin control horario de jueces, secretarios, oficiales y auxiliares; la ausencia de control de calidad del propio órgano de gobierno de los jueces (el Consejo General se entiende) más preocupado por cuestiones políticas que por vigilar, corregir y sancionar..... Lo dicho paciencia. Lo malo es que por la Justicia puede quebrar el sistema de libertades que nos hemos dado.

 

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