El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

04 julio 2006

Sordos


Como cada oficio va aparejado a su estereotipo en la conciencia popular, Mariano José de Larra sostenía que lo esencial es que en cada carrera se necesita saber algo, «suponiendo que no exista trato de favor». Así, Larra concluía que «los médicos necesitan saber alargar una enfermedad; los abogados, embrollar un asunto; y los curas… todos sabemos ya lo que se necesita saber para ser cura». La relación de oficios la acababa Larra con la Policía. Y decía: «Para ser policía basta con no ser sordo».

Eso es lo que le pasaba a José Antonio Vidal y a Diego Martínez, que tenían la vocación de ser policías y, además, de atender a sus sentidos. No son tipos que miren para otro lado, no, ni siquiera cuando los de arriba se lo sugieren ni cuando, por tierra, mar y aire, un ejército de presiones aconseja que te olvides de un caso, de una investigación. Ellos tenían ojos y oídos, y no miraron para otra parte cuando les llegó un detallado anónimo con el escándalo de las comisiones ilegales que se cobraban en Andalucía por la realización de las obras públicas. Sí, en plena Exposición de 1992. Sí, en el primer Gobierno de Manuel Chaves. Sí, incluso después del escándalo de Juan Guerra. Sí, aun con posterioridad al entramado institucional de extorsión que se llamaba Filesa. Sí.

El anónimo llegó hasta el despacho de la juez Pilar Llorente y, con la documentación que ya se acumulaba, sólo tenía que hacer bien su trabajo. Autorizar algunas intervenciones telefónicas, algunos seguimientos, la inspección de cuentas bancarias… Rutinas en forma de autos judiciales.
A Vidal y a Diego Martínez los instalaron –radiografía de la España eterna– en un pestilente cuartucho de los juzgados de Sevilla, al lado justo de los servicios. Les dieron para grabar un Huer, uno de aquellos armatostes de la radio de hace cincuenta años. Antes de grabar la primera palabra, se leyeron bien la sentencia del caso Naseiro (trama de comisiones del PP de Baleares) que fue anulado porque la Policía no guardó la cinta master de sus pinchazos telefónicos. Para que no les ocurriera, cada grabación estaba autorizada por la jueza y se enviaban periódicamente las cintas originales.

«De ésta nos quitamos las legañas», decían los imputados del caso Ollero. Vidal y Diego Martínez no eran sordos. Lo oyeron y, además, lo comprobaron. Trincaron al comisionista con el maletín lleno de billetes. Hicieron bien su trabajo. Pero la juez, no. Y por no motivar bien los autos de las grabaciones, todo el proceso quedó anulado.

«Para ser Policía basta con no ser sordo», decía Larra. Y advertía después que, en el caso contrario, «hacerse el sordo», es la condición que se exige para ser ministro. Al caso Ollero, si se dan cuenta, lo único que le ha ocurrido es que, sin grabaciones, lo han dejado sordo. Pero Vidal y Martínez lo oyeron bien. Y los demás, hoy, lo recordamos. Y les agradecemos aquella persistencia en los sentidos, frente a las presiones. Ellos no son sordos. Por eso son polis.

1 Comments:

At 06 julio, 2006 21:27, Anonymous Anónimo said...

Dos policias independientes en tiempos de absolutismo..... Seguro que terminarán ellos pagando por haber trincado al Ollero con el maletin de la mangoleta. De todas formas, tenéis nuestro apoyo. ¡Vivan los policías del caso Ollero! ¡No queremos policías corruptos sino policías que detengan a los corruptos! Ya estamos viendo lo que pasa cuando se obliga a la policia a que mire para otro lado, como esta sucediendo con los etarras y los batasunos. Felicidades!

 

Publicar un comentario

<< Home