Abismo
Hoy, al hablar, lo he notado raro. Diría que es tristeza si no fuera porque la tristeza es un sentimiento equívoco para esta situación. Para lo que reflejan sus ojos. No es tristeza, no, porque no hay pesar, aunque su tono de voz se confunda con la pesadumbre. Algún psicólogo quizá hablaría de una fase repentina de desconcierto agudo. Desconcierto, sí, y se le ha atravesado en la garganta. Porque este hombre, que atraviesa la historia de Marbella de los dos últimos decenios como un testigo mudo, que sólo a veces ha saltado muy a su pesar a los titulares de los periódicos, parece haber descubierto de pronto que, tras años y años de euforia, Marbella se ha asomado al vacío. De repente, el abismo.
«¿La ciudad? Puff... Imagina. Marbella parece desde hace tiempo un boxeador noqueado, que no sabe ya muy bien de dónde vienen los golpes, ni cuándo puede parar este chaparrón de continuos reveses. La gente, el personal de a pie, asiste a esta retahíla de detenciones anonadado, estupefacto diría yo, porque es ahora, sobre todo desde esta nueva redada, cuando se ve que Marbella es un barco que se hunde, con vías de agua por todas partes».
«No se trata de hacer catastrofismo ahora, desde luego; ya sabes que siempre intento analizar las cosas con la máxima objetividad. No es eso, lo que trato de decir es que el ambiente que se palpa en la calle es muy distinto al de las primeras detenciones, la de Roca, la alcaldesa y todos los demás. Ahora es cuando la gente se da cuenta de que todo lo que ha ocurrido estos años, todo lo que ha pasado en la era de Gil, les va a pasar factura a ellos también».
«¿La gestora? Hombre, no seas ingenuo, por favor, la gestora es un paripé, un desastre que no influye en el ánimo de nadie ni tiene la más mínima consideración social después de lo que se ha visto. Son tipos grises, y muchos de ellos mediocres, ya te lo dije alguna vez, y la gente los ve como tal. Así que, por favor, no perdamos tiempo con la gestora».
«Lo que trataba de decirte es que, mentalmente, aquí se ha pasado en muy poco tiempo, meses quizá, de la alegría con la que la gente votaba a Gil en Marbella, incluso cuando escuchaban las continuas denuncias de corrupción, a este otro estado de ánimo de derrota. Es esta depresión, este vacío de ahora, esta sensación inevitable de que la ciudad se desmorona».
«¿Que disculpo la corrupción? No, no, por favor, entiéndeme, todo esto era necesario, y yo creo que la gente lo asume así, pero la diferencia de esta redada con respecto a las anteriores es que, ahora, el ‘caso Malaya’ ha llegado directamente a la sociedad. Primero fue el núcleo duro de Roca, sus intermediarios, sus tapaderas y sus comisionistas. Estas detenciones de ayer forman parte, en su mayoría, del núcleo exterior. El caso Malaya, ayer, saltó a la sociedad. Para muchos debe ser como si, de repente, se despertaran de un sueño, andando sonámbulos por el campo. Y al mirar hacia abajo han descubierto con pavor que se encuentran al borde de un precipicio. Tú mismo lo decías antes: De repente, el abismo».
1 Comments:
Estoy de acuerdo con su artículo. La corrupción hay que a
erradicarla y los culpables son por igual el PSOE y el PP, que son los ricos de siempre.
El número Dos.
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