Cortínez
(Deliberaciones sobre una bobada de Alfonso Perales: «Prescindir de Chaves como candidato del PSOE a la Junta sería cometer el mismo error de estrategia de quienes han querido jubilar a Zinedine Zidane)
A Adolfo Ruiz Cortínez, que fue entre 1952 y 1958 el séptimo presidente de México en la larga era de gobierno del PRI, lo imaginaba Carlos Fuentes en una de sus últimas novelas como un anciano eterno, sentado a la puerta del café de La Parroquia, en Veracruz. Aquel viejo debía ser la gran atracción del café; por su historia y por el loro que llevaba sobre el hombro, un loro charlatán que voceaba todo el tiempo eslóganes y consignas del Partido Revolucionario Institucional, el PRI.
La escena, tan expresiva, tan fácil de recrear en la imaginación, la remataba el propio Carlos Fuentes en una entrevista que, en realidad, aquel viejo del portal con su loro a cuestas «lo que está representando es el príncipe hereditario, que lo tenía muy fácil porque le bastaba con no hacer olas y contemporizar con las situaciones, que es lo que recomienda Maquiavelo».
Desde el antiguo Egipto, el poder siempre ha aspirado a perpetuarse en el gobierno de los pueblos convirtiendo el mando en un título hereditario. Fue la Revolución Francesa la que acabó con la razón divina de esos absolutismos y la que allanó el camino hasta la democracia actual.
Acabó con el sistema, claro, pero no con la pretensión. Adolfo Ruiz Cortínez fue un ejemplo en la vida real y también en la ficción de esa búsqueda del poder hegemónico.
Hace seis años ya que el PRI dejó de ganar en México. Y aunque las últimas elecciones celebradas han dejado tras de sí la grave incertidumbre de la inestabilidad política, la mejor noticia es que aquel partido que gobernó durante sesenta años ya no cuenta ni en las encuestas. El PRI ha quedado el tercero en las elecciones, y su herencia ahora ya no es la del poder sino la de la podredumbre. «Los pecados políticos se heredan y la imagen del candidato del PRI destila el olor a corrupción, caciquismo y tiranía», dicen las crónicas.
En fin, que, una vez más, México. Desde la distancia y las diferencias, México como ejemplo de degeneración política. Para que no nos pase, quiere decirse. Que no hay democracia real sin alternancia; que los relevos y la limitación de los mandatos son las únicas garantías en política para que los partidos no se conviertan en meras maquinarias de poder, en perversas estructuras clientelares.
A raíz de la experiencia del PRI, puede comprobarse, además, que no hay más que tierra quemada tras el gobierno de un régimen como aquel. Que la depresión es la consecuencia de esa política que sólo busca «no hacer olas y contemporizar con las situaciones». Y aunque esa política sea eficaz para los partidos y para los príncipes hereditarios, es letal para los intereses de un pueblo. Ya se ve.
3 Comments:
Una herejia tal, como comparar al excelso Zizou con este tipo mediocre,que tiene serias carencias en el uso del lenguaje y la expresion,merecerian la lapidacion publica del inclito Perales.
Pero lo que supone una certeza absoluta, es que todos los pasos que lleva encaminados el PSOE(que no es ni obrero, ni español, y cada vez menos socialista),desmbocan en la intencion del Partido unico, del regimen absolutista que se inicia con el Pacto del Tinell y cuyo objeto es la eliminacion del PP como alternativa legitima.
Asi las cosas, lo del PRI es cosa de niños con los presupuestos que aqui se manejan. Y si es asi a nivel de Estado, que decir de lo que acontece en nuestra "realidad naziona".Opa.
Dicen que Makelele tenía un miembro prodigioso, ¿lo dice usted por eso Don Leonardo? Yo pienso que va usted por ahí porque Luis Pizarro debe tener también algo oculto porque no se explica qué hace un indocumentado como ése esté mandando en Andalucía.
Where did you find it? Interesting read »
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