Necesidad
El presidente Chaves no va a visitar el chapapote de Algeciras. Para justificarlo, en la Junta de Andalucía han utilizado un argumento demoledor, sin réplica posible: «No va porque no es necesario».
El presidente Chaves, que sustenta buena parte de su éxito electoral en la capacidad demostrada de gobernar Andalucía como un monarca sin corona ni pedrerías, como un jefe de Estado sin Estado pero con más asesores y más boato que decenas de países en el mundo, ha dado órdenes a los suyos de que le mantengan informado.
Podemos hasta imaginarnos la escena, esa reunión en los salones del ‘Ala Oeste de la Casa Rosa’.
«No, no, el presidente no va a ir a Algeciras. Y no deis más el coñazo con eso. Vosotros limitaos a mantenernos bien informados. Haced bien vuestro trabajo y, sobre todo, a retirad el puto barco de una vez. Que quede claro que esa mierda os la tragáis vosotros, mantened esa porquería lejos del presidente. ¿Eh?»
Ya sabemos que todo hubiera sido distinto si el buque hubiera encallado en Algeciras hace cuatro años, cuando el ministro de Fomento era Alvarez Cascos. Entonces, qué decir, Chaves hubiera convocado un Consejo de Gobierno en la misma playa. ¿O no fue lo que ocurrió cuando, a falta de un vertido como éste de ahora, llegó a Gibraltar el submarino nuclear Tireless?
Queda claro, por tanto, que la necesidad de que Chaves se haga presente en algún problema de Andalucía depende exclusivamente de la rentabilidad electoral, no de la magnitud de lo ocurrido. La misma foto de Chaves con las manos manchadas de ese engrudo de arena y petróleo, tiene lecturas internas opuestas. Porque la necesidad de la que nos hablan no se refiere a la solución de los problemas, sino al impacto electoral.
Queda claro, por tanto, que la necesidad de que Chaves se haga presente en algún problema de Andalucía depende exclusivamente de la rentabilidad electoral, no de la magnitud de lo ocurrido. La misma foto de Chaves con las manos manchadas de ese engrudo de arena y petróleo, tiene lecturas internas opuestas. Porque la necesidad de la que nos hablan no se refiere a la solución de los problemas, sino al impacto electoral.
Habrá, por ello, quien interprete hoy que es una ofensa esto de decir que «no es necesario» que Chaves acuda a visitar el chapapote. No es así. Se trata, muy al contrario, de una verdad sincera y honesta que nos conduce, con el alma descarnada, al origen mismo del problema: Que lo que no es necesario es prescindible. ¿Para qué necesitamos toda esta parafernalia autonomista? Como dice Chaves de lo suyo, ¿qué necesidad hay de complicarse tanto?
Y es verdad, por cierto, que este vertido no es como el del Prestige. Pero sólo porque no tenía en sus tanques las mismas toneladas de petróleo. No es igual, pero no porque se hayan adoptado las medidas necesarias para evitar otro Prestige. Ese es el drama en la nación de naciones.
4 Comments:
Con lo divertido que hubiese sido ver al disléxico Manolito enfundado en su mono blanco,pala en ristre,recoger con esmero y conciencia cívico-ecologista el "calafote/camarote/chocopote" o cualquier extraño registro que este Herodoto que tenemos por Presidente acertara a calificar al líquido viscoso que inunda las playas de Algeciras.
Demóstenes aprendió a pronunciar correctamente con piedrecitas en la boca.
Al disléxico Manolito,con unas paladas de chapapote hasta la garganta sería suficiente para oirle pronunciar alto y claro:"somos una inmundicia".
El problema de Chaves, o mejor de los andaluces, es que no tiene vergüenza ninguna. Vaya cara dura de tío.
Maticemos para que no nos acusen de extremistas. Lo que no es necesario es prescindible, a menos que sea decorativo.
Javier has conseguido reblandecer el corazon del Presidente y que venga a vernos.
Enhorabuena.
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