El árbol sin bosque
Internet es una selva en la que el consejo de un explorador se hace imprescindible. Meterse en esta blogsfera, por ejemplo, es una aventura imposible si uno no se rodea de contactos, de conexiones, que ayuden a circular por la red sin tropezarse. Padrinos informáticos, se diría. Amigos, en fin. Yo he tenido la suerte de que, en un plis plas, un tipo al que tengo en gran consideración me haya dado la bienvenida en sus páginas. Me refiero a Luis Rull Muñoz, que en su blog (http://luisrull.blogspot.com) ha anunciado el nacimiento de éste con el lenguaje colega que se utiliza en la red. En fin, que la acogida de Luis Rull, hermosa y desmedida, tiene, además, el valor intrínseco de consolidar en nuevos peldaños la amistad antigua que me une con los padres de mi anfitrión. Luis Rull Fernández y María Muñoz son dos catedráticos de ciencias espesas y pensamiento libre. En su trayectoria de vida se puede encontrar la búsqueda de la razón, la reflexión sobre argumentos eludiendo siempre los estereotipos, las banalidades y las consignas. Pensar y decir sin miedo al qué dirán ni, sobre todo, a las represalias. Que son un ejemplo, o sea, en muchos sentidos. Honestidad intelectual. Su hijo camina por el mismo sendero. No es la astilla que del árbol sale, porque a esta familia -que se completa con Patricia, que anda haciendo las américas- no se le puede aplicar una imagen disgregada. Forman un solo árbol, de ramas y raíces. Un árbol sin pretensiones de bosque. Un árbol que deja ver el camino.
En su día, escribí un par de artículos sobre Luis Rull Fernández. Los vuelco aquí. Que ya era hora. Gracías, tío.
Rumiantes
Izquierda Unida sigue rumiando su crisis. El carácter cíclico de sus embestidas obedece justamente a esa costumbre de no afrontar nunca ninguna revisión ideológica, sino que los problemas y las dudas, las críticas y las estrategias, se mastican sin cesar.Nunca se llegan a digerir. Y así, rumia que te rumia, la crisis va y viene, pero cada vez más trillada y el personal más cansado.
Además, los objetivos, siempre a corto plazo, se van adaptando a las derrotas y así no hay sobresalto alguno. Por eso, estos días se puede oír a los dirigentes de IU afirmar que su objetivo en estas elecciones europeas es superar el seis por ciento de las últimas europeas (¡el seis por ciento!). Cuando uno se marca esos objetivos, al final es imposible que nadie pierda las elecciones.Les va a ocurrir como en las elecciones generales, con aquella patética imagen de Llamazares y compañía celebrando el triunfo socialista.
Y el problema principal, ya digo, no es el intento de los actuales dirigentes de esta federación de izquierdas de perpetuarse en los cargos pase lo que pase, lo grave es que cada vez son menos quienes los acompañan. Y no se trata ya de Luis Carlos Rejón, que ésa es otra historia. Han pasado ya diez días desde que el catedrático de Física de la Universidad de Sevilla Luis Rull publicara en este periódico su despedida de Izquierda Unida.Rull, para quien no lo conozca, no es cualquier cosa.
Este tipo se afilió al Partido Comunista en la dictadura y, desde entonces, ha estado colaborando con la izquierda de forma activa.Ha sido asesor de IU-CA en el Parlamento andaluz en casi todas las legislaturas y siempre alejado de los aparatos, de los puestos de mando. En los partidos, esta clase de personas que colaboran desde fuera, que aportan una visión de vida real no contaminada por los navajeos internos, deberían de cuidarse como oro en paño.
Pero, ya ven. Más bien sucede lo contrario, que estas opiniones que no persiguen ni cuotas y ni huecos en las listas, acaban siendo incómodas o, sencillamente, ignoradas. Por eso Rull se va de IU. Lo hace con un artículo que debería haber servido de aldabonazo en la formación, pero en diez días nadie ha abierto la boca. Todo lo más, algún dirigente le ha susurrado al oído: «Tienes toda la razón, pero yo me quedo».
Pero no es eso, Rull no busca tener razón. Sólo busca la razón.No pide nada más, no ansía nada más, no busca ninguna otra cosa.Sólo la razón. «Es una idea muy sencilla», escribía Rull. «En Izquierda Unida siempre se han utilizado argumentos para defender estrategias y actuaciones. En los últimos tiempos, sólo han aparecido consignas que había que había que repetir, pero poco contenido sustantivo. 'No a la Guerra' 'No a la LOU' 'Nunca Mais', 'Aznar, asesino'... Lo que quiero denunciar es la sustitución de los argumentos por consignas». Chapeau, Rull.
Publicado en EL MUNDO de Andalucía el 31 de mayo de 2004
Enigmas
¿Qué lleva a un hombre de izquierda a apostar por un partido de derechas? Y, sobre todo, ¿es legítimo desde el punto de vista ideológico? Las dudas, sobre todo la segunda, merecen, más que un análisis político, el confortable diván de un psiquiatra porque, si se fijan, ante cualquier reflexión sobre el particular partimos ya con el concepto prefijado de que lo suyo es que un tipo de derechas se haga de izquierdas. No es para menos, se hace progresista.
Por eso, porque los clichés están establecidos y a la derecha le ha tocado la calavera y a la izquierda el cielo azul, lo excepcional, sobre todo aquí abajo, es observar que hay tipos que dan el paso en sentido contrario. ¿Quién, con dos dedos de frente, se atreve en Andalucía a apostar por el perdedor? ¿Quién se arriesga a ponerse enfrente del PSOE y, además, llevar la vitola social de ser de derechas? Cosa de locos. Y si tiene un sueldo público, para qué contar.
Por todo eso, porque, ciertamente, ese cambio es excepcional se lo he preguntado a un tipo que está fuera de dudas, intereses extraños y ansias de protagonismo. Se lo he preguntado a Luis Rull. Verán, este catedrático de Física de la Universidad de Sevilla es un personaje singular. En Andalucía hay pocos como él, que en los muchos años que llevo conociéndole, siempre en el entorno de la política, jamás ha aspirado a un cargo de relumbrón.Tampoco ahora.
Quizá porque el único enigma que admite es el comportamiento irregular de los números primos -«es la gran putada de este mundo», dice-, Rull encara desde hace mucho la realidad política con un espíritu analítico que nada tiene que ver con las adhesiones inquebrantables. «En IU se han sustituido los argumentos por consignas», dijo en un artículo con el que se despedía, hace tan sólo unos meses, de la formación política en la que ha estado treinta años. Esa es la peculiaridad de Rull y, quizá, la explicación de su tránsito hacia el Partido Popular, con el que ha comenzado a colaborar.
Ideas, razones, argumentos. Méritos y libertad. Cuando cualquier análisis de la realidad se realice con ese calidoscopio, lo de menos será que la conclusión personal pueda beneficiar al PP, al PSOE o a IU. Y lo único que puede alejar a Luis Rull de este nuevo camino es la permanente y común tendencia de todos los partidos, tambien del PP, de convertir a los suyos en fieles ciegos y disciplinados.
Este verano le trasladé la misma pregunta que a Rull a un notable ex dirigente del PSOE, de una comunidad en las antípodas de ésta, que, sin abandonar la militancia, mantiene en público posiciones divergentes que muchos de sus compañeros tachan de derechas. «¿Y cómo se contesta a alguien que, sin valorar en absoluto los argumentos, zanja la conversación afirmando que eres de derechas?», le pregunté. «No le contesto, me importa un rábano», dijo. Pues eso, Rull, pues eso. Para enigmas, sólo los números primos.
Publicado en EL MUNDO de Andalucía el 29 de octubre de 2004
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