El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

14 noviembre 2005

trincar

Trincar

El debate sobre la financiación de las autonomías ha devuelto a las tertulias de café la anécdota, rancia y prodigiosa, de un banquero andaluz del franquismo, presidente de una caja de ahorros, al que, al final de sus días como gestor, le preguntaron en qué consistía el éxito de una entidad financiera. Aquel hombre debió pensar poco la respuesta porque, por la contundencia de la receta, se entiende que la tenía bien amasada: «El éxito consiste en trincar la pasta de golpe e ir soltándola poco a poco».
La anécdota de aquel viejo zorro de los créditos bancarios ha resucitado al cabo de tantos años para retratar con la misma contundencia el núcleo central del debate de financiación, el objetivo último de la propuesta que los partidos nacionalistas catalanes han plasmado en su propuesta de nuevo Estatuto. Tal y como ya sucede con el concierto vasco y navarro, la pretensión exclusiva de la autonomía catalana es, ciertamente, trincar toda la pasta de los impuestos, e ir soltándola después poco a poco. Esa es la versión abrupta de la intención de recaudar y gestionar todos los ingresos fiscales de la comunidad y retribuir posteriormente al Estado un porcentaje en concepto de solidaridad y de gastos por los servicios prestados. Parece claro, como en la anécdota aquella, que el poder radica en la capacidad de recaudar, de trincar, y de distribuir después. No hay que darle más vueltas.
Ocurre, sin embargo, que la firmeza de los dirigentes catalanes en sus objetivos se envuelve en una polvareda de excusas cada vez que quien se pronuncia es un dirigente político de fuera de Cataluña. Ayer mismo, en el Parlamento andaluz el PP solicitó que la Junta de Andalucía recurra «las propuestas que rompan la solidaridad» del sistema de financiación, y la petición fue acogida como un atrevimiento por los demás partidos. Todos a una, encabezados por el portavoz del PSOE (Chaves eligió para el debate a un diputado que se llama Paniagua, que ya es mala pata) entendieron que aprobar un pronunciamiento así supondría provocar «enfrentamientos entre territorios españoles y dividir a la sociedad». Otra vez «no demonicemos», o sea.
Pues nada, a esperar. Es verdad, además, que el debate en el Congreso acaba de comenzar, y que es muy pronto para plantear ningún recurso como pide el PP. Claro que no es ésa la razón por la que se rechaza un pronunciamiento del Parlamento. Se rehúye el debate porque la estrategia oficial es la de aparentar normalidad. Pero incluso esto último se puede comprender, ¿o es que alguien espera que Chaves se queme a lo bonzo en el fuego de sus contradicciones? Con una salvedad, que llegará un momento en el que esa estrategia ya no se sostendrá. Si, como dicen, es verdad que el presidente Zapatero ya llegó a un acuerdo con CiU sobre la financiación, el objetivo catalán está cumplido. Lo demás es cuestión de tiempo. Y el plus de financiación a Cataluña va en detrimento de Andalucía. Por mucho que se camufle, la única verdad es la de aquel banquero. Trincar y repatir. No hay más.

Publicado en EL MUNDO de Andalucía el 11-11-2005