Inocente
Aquel Ficus impertinente de Carmen Rico Godoy que le hablaba a los presidentes en los pasillos de La Moncloa, quizá no fuera sino el mismo espíritu del remordimiento. Pongamos que cuando una persona asciende hasta la cúpula del poder, la naturaleza humana fomenta su mala conciencia para que le sirva de contrapeso; y así, el resquemor le zumba en el cerebro como una mosca pesada para equilibrar el entorno meloso de lisonjas y parabienes que le dispone la corte permanente de asesores, aprovechados y pelotas. Pengamos que es así, que tendría que ser así, como el ficus de Rico Godoy que se hizo famoso en la Transición y que, aunque todos pensemos que se quedó en las hemerotecas, la verdad es que ha seguido vivo en todos los palacios presidenciales. Esta mañana, por ejemplo, el espíritu del Ficus se le ha debido de presentar a Griñán por los pasillos de San Telmo. Lo vio caminar decidido, con un paso jovial, y el Ficus lo comprendió de inmediato: ‘Nada, que el pobre se ha despertado, ha mirado el calendario, 28 de diciembre, y se ha puesto a pensar que todo es fruto de una inocentada: que no es verdad que haya perdido dos elecciones seguidas, que no es cierto que se haya peleado con su amigo Chaves, que no es verdad que en el PSOE estén pendientes del Congreso y nadie le preste atención, que no es cierto que el escándalo de los EREs siga creciendo, que no es cierto que la Junta esté sin un céntimo, que no es cierto…’ El Ficus lo comprendió nada más verlo; por eso Griñán caminaba alegre por los pasillos de palacio.
En cierta forma, una alucinación así de Griñán sería incluso disculpable porque una acumulación tan prolongada de malas noticias tampoco es habitual. Y este hombre, desde que llegó a la presidencia de la Junta de Andalucía, no ha tenido ni un respiro de fortuna. Que se conciten en el mismo punto del tiempo la peor crisis económica que se recuerda, la coyuntura electoral más desfavorable, los peores escándalos de corrupción, el malestar generalizado de funcionarios, obreros y pensionistas, y la crisis más grave de toda la democracia del partido que lo cobija; que todo eso confluya en una misma época, es como para pensárselo dos veces. Con esa inercia, ¿puede esperar Griñán que dentro de tres meses, cuando se celebren las elecciones andaluzas, se cambiará la inercia y al fin podrá disfrutar de una noche de fortuna? Es probable que ocurra, claro, porque la política tiene ese carácter aleatorio, voluble, pero si Griñán logra sortear en marzo esta conjunción de adversidades en su partido van a tener que colocarlo en un altar destacado, como esos de Santiago Matamoros.
Los parados, la quiebra del sistema financiero, la sequía de las arcas públicas, los autos judiciales adversos, las protestas enconadas de los funcionarios, la caída en picado en las elecciones, el desencanto de los militantes, el cabrero sordo de los trabajadores, el derrumbe del partido, las peleas internas… Todo lo imaginable y todo al mismo tiempo. Sí, sería hasta lógico que hoy Griñán, por un momento fuera feliz y soñara que todo ha sido una broma de mal gusto, una inocentada. Aunque al rato tuviera que entender, al mirarse al espejo, que en realidad es a él a quien se le ha puesto en estos dos años cara de monigote. Así, como en las viñetas de Idígoras y Pachi, con ojeras demacradas y ojos de tristón, una caricatura lista para recortar y utilizarla en un día como hoy.
Imagen: caricaturasdejuanito.blogspot.com
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home