El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

22 junio 2009

Abnegados




Suele decirse de cada policía o guardia civil asesinado por ETA que era una persona ejemplar y un servidor abnegado de España. Lo han dicho también del inspector de policía Eduardo Puelles, al que ETA asesinó salvajemente el pasado viernes en Vizcaya. “Queremos manifestar a todos los miembros de la Policía Nacional y del resto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado nuestro reconocimiento por la labor abnegada que realizan cada día y por el sacrificio permanente en defensa del Estado de Derecho”, decía el otro día el comunicado conjunto de todos los grupos parlamentarios del Congreso.

Servidores abnegados, sí, sí. ¿Pues saben una cosa? Que ya está bien de que en los funerales se les pase la mano por el lomo a los policías y guardias civiles apelando a su abnegación. Porque a la vista del trato que se les dispensa, a la vista de lo tirados que están, más que abnegados se les trata como servidores públicos de segunda clase. La abnegación, por definición, es una renuncia del interés propio, un sacrificio del beneficio personal por motivos religiosos o por altruismo. Pero los policías y guardias civiles son funcionarios, no un voluntariado, quizá los funcionarios públicos peor tratados del Estado. Hace unos meses, en marzo, el grupo socialista tumbó en el Congreso una propuesta para homologar el sueldo de policías y guardias civiles a los de las policías autonómicas y policías locales. Como el PSOE no tiene mayoría en el Congreso, lo logró gracias al apoyo de los nacionalistas catalanes que, a su vez, obtuvieron como contraprestación una enmienda para aplicar a los Mossos de Esquadra los criterios de prejubilación de los que ya goza la Ertzaintza. No cabe mayor desprecio, o sea. Además de no aceptar el sentido común de la homologación, se acaba agravando la distancia que ya existe entre unos y otros. “Policías pobres, policías ricos”, dicen los sindicatos policiales, como si la realidad española fuera un enredo de telenovela sin final.


¿Abnegados? Sí, abnegados, sacrificados, pero ciudadanos al fin, funcionarios al fin que no merecen pagar con esta discriminación la locura segregacionista del Estado de las autonomías en España. El sueldo medio de los miembros de la Policía es inferior en 16.167,12 euros al de los Mossos de Esquadra. Ahora, cuando se plantee la financiación autonómica, el Gobierno tendrá que ceder a favor de la Generalitat o de la Junta de Andalucía, y esa cesión se convertirá al instante en recorte para policías y guardias civiles, que son los últimos, aquellos a quienes todos los gobiernos prometen la homologación, la dignificación de las plantillas, de los cuarteles, de los medios… Y jamás se cumple. Hace unos días, unos policías de Sevilla contaron que, por la falta de aire acondicionado, no podían tomar las huellas digitales porque el sudor las borraba. Y no había dinero para arreglarlo. Como a la guardia civil, que hace un mes, en pleno Rocío, les dijeron que no había presupuestos para arreglar vehículos averiados. Patrullas a pie.

Dicen de los guardias civiles y de los policías a los que asesina ETA que son tipos sacrificados. Y como está claro que son así, que siempre han sido así, que serán así, pasa el funeral y nadie se acuerda de sus miserias, de sus apreturas. Abnegados les llaman.

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