El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

14 octubre 2010

Para perder (y II)



Partimos de una duda: ¿podría ser José Antonio Griñán el único barón autonómico al que el declive de Zapatero no puede perjudicarle? La duda surge, claro, de las diferencias electorales que existen entre Griñán y el resto de líderes regionales del PSOE que sí se han presentado a unas elecciones, que sí han ganado unas elecciones y que, en sus respectivas autonomías, sí tienen un peso político y electoral propio, que suma a la potencia de las siglas del partido. Por ello, es lógico que los barones regionales no quieran a Zapatero a su lado en los mítines de campaña que están por venir, ya que el presidente ha convertido su baraka en un lastre, del ‘efecto Zapatero’ al ‘defecto Zapatero’. Patxi López, Montilla, Barreda, Fernández Vara… Todos, incluso Tomás Gómez, tienen, en mayor o menor medida, un patrimonio político que conservar. Griñán, no.

A partir de ahí, como nada puede perder quien nada posee, puede parecer lógico que Griñán, a diferencia de los otros barones, no deba temerle a la presencia de Rodríguez Zapatero en Andalucía. Sin embargo, a pesar de que parezca lógico el planteamiento anterior, no es así en absoluto porque, aunque Griñán como líder político no se vea afectado por el declive de Zapatero, quien sí se ve arrastrado por esa deriva de baraka es el PSOE de Andalucía. Es decir, palabras mayores: porque lo que se resquebraja es la fortaleza mayor del PSOE andaluz, lo que lo ha convertido en un partido hegemónico, su impresionante base electoral. De hecho, como se ha apuntado otras veces, la única explicación estadística de que el PP haya comenzado a subir y a ganar encuestas en Andalucía no es la necesidad de alternancia, que existe y se refleja en las encuestas desde hace quince años, sino la caída en picado de la imagen del Gobierno de la nación. Por contradictorio que parezca, la mala gestión de Zapatero en el Gobierno de la nación puede acabar afectando al votante socialista en las elecciones andaluzas más que la mala gestión de la Junta.

En esas, la designación en el PSOE de un «candidato para perder» en las elecciones generales, como se apuntaba ayer en boca de un dirigente socialista, puede tener un efecto letal en Andalucía. Griñán no fue elegido como un «candidato para perder», pero su carácter insustancial en lo político y en lo electoral, unido al declive de Zapatero, puede ser letal para los socialistas andaluces. Y si eso ocurre, si el PSOE mantiene su deriva y acaba perdiendo el gobierno de la Junta de Andalucía, el panorama que se le presenta al PSOE en Andalucía oscila entre la complejidad y el abismo. La complejidad surge de la dificultad de que la actual dirección regional del PSOE, en manos de jóvenes cachorros, pueda sortear el poder de las ejecutivas provinciales, siempre en tensión, y el abismo aparece al contemplar la ausencia de un líder sólido que pueda administrar la derrota y revitalizar un partido anquilosado tras treinta años de gobierno.

Etiquetas: ,