El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

14 julio 2010

Maldito duende



En la página de la Fundación de Miguel Ángel Blanco han escrito un perfil del joven concejal del Partido Popular; ayer, 13 de julio, se cumplieron trece años de su asesinato y, para evocarlo, le han dedicado un puñado de recuerdos y una canción. Miguel Ángel era un fan de Héroes del Silencio, le gustaba tocar la batería y solía tararear las canciones cuando se iba de juerga con sus amigos. En su web han reparado ahora en una de las canciones de Héroes del Silencio, quizá la más famosa, ‘Maldito duende’, porque el estribillo, parece escrito para la mañana fatídica en la que ETA lo asesinó. «Amanece tan pronto/ y yo estoy tan solo/ y no me arrepiento de lo de ayer./ Las estrellas te iluminan/ y te sirven de guía./ Te sientes tan fuerte/ que piensas que nadie te puede tocar».

Fue tan brutal aquel hachazo frío que, desde entonces, cada año, cuando julio se parte por la mitad, todos recordamos dónde estábamos aquel día, cómo recibimos el desconcierto de las primeras noticias, la desolación al confirmarse el secuestro de ETA, la angustiosa espera después, durante las 48 horas de la cuenta atrás de los asesinos. Nada puede borrar lo que sentimos cuando la radio anunció que habían encontrado a Miguel Ángel Blanco con vida, con un disparo en la cabeza, pero con vida; porque parecía como si las oraciones de los días anteriores hubieran protegido a ese chico de ojos tristes, con cara de bueno, el flequillo partido en dos por la raya del pelo y los labios pequeños, tímidos. Parecía, por un instante, como si las manos blancas de las manifestaciones, el ¡basta ya! de toda la sociedad, hubiera espantado a los asesinos, como si les hubiera desbaratado el plan más macabro al que se puede someter a una sociedad, a una persona.

En la mañana en la que llegó al final la siniestra cuenta atrás, todos recordamos lo que hicimos, pero la canción de ‘Héroes del Silencio’ que han colgado en su web nos hace ahora albergar el sueño de que pese a la angustia, cuando los asesinos de ETA lo conducían por el bosque para matarlo, Miguel Ángel Blanco iba repitiendo ese estribillo en su cabeza, como las canciones que se nos pegan y no dejamos de tararear. Estoy solo, pero no me arrepiento de lo de ayer, que es como repetirles a todos esos que nos podrán hacer sufrir, pero que jamás vencerán. Que el ansia de paz y de democracia de la sociedad es imparable, constante, como las olas del mar. Y cada vez que se plantee la negociación, los acuerdos de paz, recordaremos la cara inocente de Miguel Ángel para repetirnos que la Justicia no entiende de componendas, que el único acuerdo posible es la rendición de ETA y el cumplimiento de las penas de aquellos que asesinaron a los nuestros. Sin rencor y con firmeza.

Hace trece años y la obligación moral de todo ciudadano es recordar lo que ocurrió. Mandamos palabras al viento para que sepa que no lo olvidamos, que no los olvidamos. Y cantar como Miguel Ángel Blanco, que frente al terrorismo, nos sentimos tan fuertes que nadie nos puede tocar.

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