El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

07 diciembre 2009

Ojalá



La han comparado con Gandhi, con La Pasionaria y con Rosa Parks, la mujer negra que hace cuarenta y cinco años se negó a cederle a un blanco su asiento del autobús, en Alabama. La han comparado con todos aquellos que en su vida, una vez, al menos una vez, se sientan en el suelo o se quedan inmóviles mirando fijamente a los ojos de un policía. Y a partir de ese instante, de ese gesto, todo alrededor comienza a resquebrajarse, como un terremoto que asola el entorno, y sólo permanece intacta la figura firme de un hombre o una mujer que representa la dignidad humana. Esa figura es hoy la de Aminatu Haidar, con sus gafitas y su cara menuda, sentada en una colchoneta del aeropuerto de Lanzarote.

Lo que el Gobierno español no ha entendido nunca del incidente de esa mujer es que la dignidad no se negocia, no se colma más que con la restitución del hecho que la motiva y que, en ocasiones, puede acabar resultando insignificante. Lo que quiere esa mujer es volver a Marruecos, nada más; que le devuelvan el pasaporte que el régimen marroquí le ha retirado sin motivo, para llegar a su casa y abrazar a sus hijos. Sólo eso, ni una nacionalidad exprés en España, ni el estatuto de refugiada política ni una casa en Marbella, como ha llegado a ofrecerle el Gobierno español. Es la dignidad lo que no entiende el Gobierno español y lo que, después de tres semanas de huelga de hambre, ha convertido el incidente de Aminatu en un acontecimiento internacional. “Lo que hace el Gobierno español es presionarme a mí, en vez de presionar a Marruecos”, dice Aminatu. Es así porque lo que Zapatero y Moratinos han intentado desde el principio es poder resolver el incidente sin perturbar en nada a Marruecos; una estrategia, digamos, propia de la factoría de la ‘alianza de civilizaciones’. Pero ya sabíamos que el relativismo no resuelve problemas, que sólo podía conducirnos, como ha ocurrido, a la burla de Marruecos y a la ofensa de la víctima.

Es la reacción miserable de quien piensa que la dignidad se puede comprar, lo que ha agigantado la protesta de Aminatu. Como lo ocurrido hace unos días en Huelva cuando, tras un pleno de la Diputación al que acudió un grupo de activistas prosaharauis, la presidenta, Petronila Guerrero, los abordó furiosa en un pasillo para recordarles que gracias al PSOE reciben cada año una subvención de cinco mil euros. Esa mentalidad, o sea, lo dice todo de la degeneración política de este personal.

La han comparado con Gandhi, con La Pasionaria y con Rosa Parks. De todas las comparaciones, Aminatu guarda un curioso paralelismo con esta última. Las dos son mujeres sencillas convertidas en héroes inesperados. De esos personajes que, sin pretenderlo, se convierten en protagonistas. Parece que es la historia la que los señala a ellos, cuando pasaban por allí, para significar una proeza o un sufrimiento. Aminatu Haidar tiene 42 años, los mismos que Rosa Parks cuando se negó a bajar del autobús. También las dos fueron multadas por la Policía por desórdenes públicos. Ojalá -que es la mejor palabra que se puede invocar en estos momentos- que tu protesta, Aminatu, desencadene la tormenta. Que sea éste el punto de inflexión para resolver 34 años de opresión del pueblo saharaui. Ojalá, Aminatu, que tu huelga encienda la mecha de la solidaridad. Pero no muerta, Aminatu, sino viva. Y en un Sahara libre.

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1 Comments:

At 14 diciembre, 2009 20:50, Blogger Liz said...

¡Ojalá!

 

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