Málaga
En Málaga siempre ha existido un profundo sentimiento de agravio. Es muy probable, además, que, paradójicamente, haya sido con la autonomía cuando entre los malagueños ha ido creciendo de forma exponencial la sensación de maltrato, de marginación; consideran que la autonomía jamás los ha valorado. Y porque el sentimiento esta generalizado, es curioso observar cómo se reproduce por todos los rincones de la sociedad malagueña, en el fútbol y en la empresa, en el mercado y en la universidad. También en lo político, claro, de forma que un diputado malagueño del PP y otro del PSOE sólo estarán de acuerdo en una cosa, que sus respectivos partidos les hurtan el peso específico que merecen en las ejecutivas regionales o en el Parlamento.
Habrá quien piense que todo el agravio se debe a la conciencia merdellona, que es la deriva aldeana de Málaga, similar a los ‘miarmas’ narcisistas de Sevilla, la ‘mala follá’ granadina, los choqueros de Huelva o los que encuentran la gloria paseando por La Viña con el barrigón embutido en la camiseta del Cádiz. No es así, los merdellones existen pero no todos los que piensan que Málaga debería tener mayor reconocimiento institucional son de esa estirpe provinciana. En todo caso, digamos que llueve sobre mojado. Existen agravios ciertos en Málaga, y no pocos se deben a la torpeza centralista de la Junta de Andalucía.
En estos días, la mecha del centralismo ha vuelto a prenderse en la ciudad con la reunificación de competencias de las cuencas hidrográficas y con el proyecto de ‘caja única’. Y en ambas, tienen razón los malagueños. En el primer caso, ¿cómo se puede entender que, mientras que las competencias del agua estaban en manos del Estado la cuencia del sur haya permanecido en Málaga y que ahora que la gestión la asume la Junta de Andalucía, se van de Málaga? No será por criterios de eficacia, porque como es sabido, Madrid está más lejos de Málaga que Sevilla, y nunca el Estado tuvo problemas de coordinación. El principio que inspira el estado de las autonomías es la cercanía de la administración al ciudadano, no la instauración de un nuevo centralismo, gigante, pesado y gruñón.
Ocurre igual con la ‘caja única’. Vamos a ver, ningún gobierno debe interferir en las relaciones empresariales, pero éste no es el caso de las cajas de ahorro. De llevarse a cabo la fusión de las cajas andaluzas, será fruto de una decisión política, no empresarial. Entre otras cosas, porque ese proyecto tiene más que ver con la megalomanía política que con el interés andaluz, y nada hace suponer que las cosas vayan a ir mejor con una sola caja en Andalucía. Se trataría, por tanto, de una decisión política y, como tal, en pos del reequilibrio institucional andaluz, la sede de la ‘caja única’ debe estar en Málaga.
Información de la imagen: http://lawedderita.com/
Etiquetas: Andalucía, Economía, Junta de Andalucía, Sociedad
3 Comments:
¿Pero se hace algo por criterios de eficacia ciudadana desde la Junta de Andalucía?.
Nota: He utilizado al expresión eficacia ciudadana porque eficacia partidista es un concepto diferente.
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Hola Javier,
Podrías decirme los datos de contacto del autor del cuadro de la Calle Larios creo leer en la firma RILA 2008, pero busno y no encuentro. Puedes ayudarme?
Un saludo!
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