Hambruna
Que vivimos en un cercado de ricos, que consumimos nuestras energías en debates estériles, que nos pasamos el tiempo soplando al viento pompas de jabón, que asumimos la hipocresía de calmar los remordimientos con fetiches, todo eso, que ya sabíamos, que sobrellevamos, nunca se había mostrado de una forma tan cruel como esta grieta que se ha abierto entre los dos mundos por la subida de precios de los alimentos. Una grieta por la que caerán los cadáveres de decenas de miles de muertos de hambre. Todas las contradicciones de nuevos ricos las conocíamos, pero esta vez la paradoja es mayor porque la plaga de hambruna se propaga por las políticas que llevan la etiqueta del cambio climático, último eslabón del power flower.
A diferencia de las catástrofes conocidas, ésta no es una hambruna localizada por una plaga de langosta, por una sequía o por un río que se desborda. Se disparan los precios y los alimentos escasean en los países pobres porque el mundo rico se ha puesto a fabricar biocombustibles. Y las cosechas que antes se destinaban a consumo humano, se envían a las industrias para que los conviertan en estas ‘energías alternativas’. «El hambre no ha sido cosa del destino desde hace mucho tiempo. Más bien hay un asesinato detrás de cada víctima. Es un silencioso asesinato en masa», claman en la ONU.
Sube el precio y arrasa el hambre. «Los efectos perversos de la lucha contra el cambio climático», dicen algunos titulares; coletazos de miseria que no salen en las conferencias de Al Gore que sientan cátedra en nuestras universidades. «Mientras muchos se preocupan de llenar los depósitos de sus vehículos, muchos otros alrededor del mundo luchan para llenar sus estómagos», relata con detallada crudeza el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick.
Ajenos a cuanto ocurre, acabamos de oír estas semanas atrás que España y Andalucía se comprometen a incrementar el uso de las energías renovables, como marca el horizonte que se ha fijado en la Unión Europea en consumo de biocombustibles. Qué extraña coincidencia que, tantos años después, esté en la FAO el hombre que, en la década de los ochenta, llegó a Andalucía con el sueño de la Reforma Agraria. Aquel tiempo en el que las utopías se mezclaban con los agravios, cuando las injusticias espoleaban las necesidades y se hacían canción. «Manué, ¿con el cacique qué vas a hacer? Po le vamos a dar con el tratacatrá, pico, pala, chimpún, y a currelá, parabá parabá parabán pan pan».
Qué extraña coincidencia que, después de que la reforma Agraria andaluza acabara en la nada, que la agricultura se haya acomodado a las subvenciones y que la autonomía andaluza haya degenerado en un elefante de burocracia política y despilfarro, que esté en la FAO José María Sumpsi, el ingeniero catalán que fichó Escuredo para ponerlo al frente del Instituto Andaluz de Reforma Agraria. «¿Y si la cosecha de 2008 se estropea?», le preguntaban ayer. Y él contestaba: «Si eso ocurre, el que sepa rezar que rece».
5 Comments:
1º Es mucho mas ecologico cultivar acelgas que cultivar biocombustibles, ya que la acelga no termina combertida integramente en gas (es un reservorio de Carbono).
2º No por cultivar Bio se echa menos CO2 a la atmosfera, el CO2 que se echa depende de la DEMANDA.
3º Quemar petroleo y comer acelgas provoca practicamente el mismo Input de CO2 en la atmosfera que quemar biocombustible y no comer nada.
4º Por tanto SUBENCIONAR biocombustible con el argumento medioambiental es una anomalia.
Zº Una persona genera CO2, luego desviando acelgas a biocombustibles reducimos la generacion de CO2 humano y salvamos el planeta!!!
El socialismo frente a una crisis de modelo, atrapados en sus radicalismos, ahora sus "prioridades" son: "innovación cambio climático e igualdad", una pérdida completa del sentido de la realidad, titulares fáciles.
Para innovar lo que se precisan son menos ministerios, consejerías, menos trabas burocráticas, menos regulaciones, menos gasto público, menos impuestos.
Cuarenta y dos millones de españoles pagamos facturas en el mercado de la contaminación.
Innovación y Ministerio, cambio climático, dogma ecologista, ampliamente cuestionado, con cada vez más voces sugiriendo que vamos hacia una nueva glaciación; por ahora, estafa, presupuesto en gran escala coartada para los pícaros/as, energía cara, despilfarro de dinero público "para lo verde",
¿Vuelve la teoría de la catástrofe malthusiana?. Entre el crecimiento de la población y el aumento de la clase media en los dos gigantes mundiales (India y China),que ya se sabe que lo primero que hacen los que pasan de la miseria a tener un poco más es comer caliente tres veces al día, unido al incremento de la superficie dedicada al cultivo de biocombustibles hace que escaseen los cereales y, consecuentemente, aumente su precio. ¿Estarán utilizando todo esto como una maniobra para intentar colarnos los transgénicos sin resistencia?. Cualquiera sabe.
Nota: cambio de nombre, a partir de ahora 'cigarrera', antes 'sevillana', ya que no hay manera de introducir comentarios con OpenID (o al menos yo no lo consigo)
El papanatismo, ecológico en este caso, es lo que tiene: es capaz de provocar la mayor de las catástrofes con la mejor de las intenciones, eso sí. Otro caso sangrante es el ocurrido con el DDT.
Gracias a su uso la malaria estaba en franca vía de erradicación a finales de los sesenta. La presión ecologista consiguió su prohibición y hoy día volvemos a los índices de los cincuenta. Por ejemplo, la prevalencia de la malaria en la población de Zanzíbar cayó del 70% en 1958 al 5% en 1964. Para 1984 los niveles habían regresado al 50 y 60%.
Actualmente la malaria afecta anualmente a 500 millones de personas, de las que mueren más de un millón.
Hoy, 30 años, 1.200 millones de afectados y 30 millones de muertos después; la OMS certifica la idoneidad del uso del DDT para el control de la malaria y recomienda su uso para combatirla.
La historia completa en este interesante artículo .
Gracias por las aportaciones. A veces, parece imposible que algunas noticias sean superadas por otras más bárbaras, más desquiciadas. Pero sabemos que la realidad lo supera todo. Otra aportación más sobre esta locura. Ojo a esta noticia:
"El elevado precio de los alimentos provoca que los afganos cultiven trigo en vez de opio"
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