Baviera
¿Cuándo se puede considerar que un partido político gobierna en democracia con modos de régimen, con argucias de régimen, con comportamientos de régimen? Podría pensarse que la mera permanencia en el poder de un solo partido político, durante varios decenios, es la que delata la existencia de un régimen político. El ‘modelo mexicano’, digamos, que mientras gobernó el PRI no esperaba siquiera al escrutinio de las urnas para proclamar al nuevo presidente. Pero no es así, no es el tiempo el que marca la línea, el abismo de degeneración por el que se despeñan los partidos mayoritarios que transforman la mayoría en hegemonía, la ideología en una grosera maquinaria de poder. No es el tiempo, no.
En Baviera, por ejemplo, acaba de celebrarse el congreso del partido que gobierna aquel lander alemán desde 1947. Medio siglo de gobierno ininterrumpido de la Unión Social Cristiana. Si el congreso de aquel partido se ha convertido en noticia en todo el mundo no ha sido, desde luego, por el relevo en el liderazgo de Edmund Stoiber, hasta ahora presidente del partido y primer ministro de Baviera; si ha sido noticia es por la irrupción pintoresca de una mujer, Gabriele Pauli, al proponer una limitación en los matrimonios. Cada siete años, se rompe el contrato. Y luego se renueva, si se quiere, o queda extinguido sin más controversias judiciales. Al final, como parecía lógico, la extravagancia de Pauli ha logrado que sea famosa en todo el mundo pero, entre los suyos, no ha llegado ni al tres por ciento de los votos del congreso.
Lo esencial de Pauli, en cualquier caso, es que exista. Que exista con sus propuestas en el seno de un partido conservador con medio siglo de gobierno ininterrumpido. Que exista y se presente a un congreso con candidatos dispares. Pauli es la respuesta democrática a las mayorías búlgaras. La ausencia de discrepantes, la inexistencia de debates internos, la aclamación del líder, es la que conduce al régimen. Sucede además que Baviera, en estos 50 años de gobierno ininterrumpido, ha pasado de ser una región de economía agrícola, con rentas bajas, a convertirse en una de las regiones más prósperas, dinámicas y desarrolladas del mundo. Con una tasa de paro casi inexistente, es la sede de multinacionales como Siemens, BMW o Adidas.
Klaus, mi amigo bávaro, mi referencia alemana, pone cara de póker cuando pregunto si los socialcristianos han establecido una red clientelar, una sociedad dependiente. «Eso no está en el discurso político. Baviera es conservadora, muy tradicional y, además, el partido que gobierna la ha convertido en una sociedad muy rica. Respeta las costumbres y la economía va muy bien; por eso gana».
No es el tiempo sino la sociedad. Que un régimen clientelar no parece que pueda anidar en una sociedad desarrollada, pujante, transformadora. Ahora miremos a Andalucía y al PSOE, a este PSOE de Chaves. Y hagamos la comparación con Baviera.
3 Comments:
Comentario para relajarse:
¿Sabe alguién en la blogosfera si esta Sra. tiene algún parentesco con Wolfgang Ernst Pauli?.
La cuestión es porque a este Sr. le dieron el Premio Nobel por algo que se denomina "Principio de Exclusión".
Desde luego si no son parientes, merecerían serlo.
Estimado Caraballo: déjate de cachondeo.¿Cómo vamos a mirar a Baviera?. Como bien dices es la sociedad: la andaluza muy marcada ideológicamente por la historia y casi analfabeta...pero lista y posibilista. A corto plazo. ¡Viva Manolo, que da todo gratis!.
¿Pariente de un premio Nobel? Yo lo que sé es que está muy buena. No me importaría casarme con ella con el tipo de contrato que ella quiera. Y lo mismo que el pariente tiene el premio de exclusion, a mi me darian el de inclusion. Siete años a tope está bien con esta madurita de bandera.
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