España efímera
Es imposible establecer alguna conexión entre el presente y lo que soñó Antonio Machado en 1912 en ‘Campos de Castilla’, pero ¿será Zapatero el joven lechuzo y tarambana que habría de llegar al futuro de España? Va para cien años y la relectura de aquellos poemas acaba helando la sangre de cualquiera cuando se repara en la persistente incapacidad para orientar el futuro o en la eterna insatisfacción de la sociedad española.
En ‘El mañana efímero’, Machado vuelve a recrear la España de Don Guido, «la España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María», para añadir al instante una previsión de futuro: «Será un joven lechuzo y tarambana,/ un sayón con hechuras de bolero,/ a la moda de Francia realista/ un poco al uso de París pagano/ y al estilo de España especialista/ en el vicio al alcance de la mano/».
Ha llegado el poema al contemplar el crepitar autonómico de estos días en los que toda ambición de un futuro coherente y solidario se deshace en el panorama que se dibuja con la financiación autonómica o la impresionante debilidad del máximo tribunal español, el Tribunal Constitucional maniatado y servil. Si debemos tomarnos en serio el sistema de financiación para el desarrollo futuro y la estabilidad del estado de las autonomías, ¿cómo se puede asumir esta negociación en la que el único interés del Estado radica en satisfacer las demandas de una región, Cataluña, y, a partir de entonces, intentar contentar a las demás con los restos? Si debemos tomarnos en serio que el imperio de la Constitución es esencial para la confianza en el Estado de Derecho, ¿cómo se puede asumir que el Tribunal Constitucional no se atreva a hacer pública la sentencia sobre el Estatuto de Cataluña hasta que los hechos desbaraten toda posible enmienda? Si debemos tomarnos en serio la autonomía andaluza, ¿cómo se puede asumir que las regiones pobres hayan aceptado que el sistema de financiación consagre el principio de ‘déficit fiscal’ de las regiones ricas, postergando la solidaridad y el reequlibrio territorial?
Dicen que antes de que se acabe julio se habrá cerrado el sistema de financiación y que luego, antes del otoño, el Tribunal Constitucional hará pública al fin se sentencia. Pero, aunque se rodee del protocolo y la solemnidad de las grandes ocasiones, ni el pacto de financiación ni la sentencia serán creíbles. Ni estables, que es lo peor.
Machado nos dejó dos poemas conectados sobre la realidad española, la sociedad cerrada y rancia, caciquil y analfabeta, de casino y cofradía, «el pasado efímero», y una sociedad que habría de llegar, una España esforzada emprendedora, de cincel y de ideas, «el mañana efímero». Se van a cumplir cien años de aquellos poemas. Y seguimos esperando el futuro esperanzado. Quizá porque lo nuestro no sea ni aprender del pasado ni construir en el mañana, sino este presente efímero en el que vivimos instalados. «El vano ayer engendrará un mañana/ vacío y ¡por ventura! pasajero». España efímera.